Sr. Director:

Ya son muchos años de práctica religiosa como para juzgar sin equivocarme que la mayoría de las homilías dominicales sufren de corrección "política", es decir evitan tocar temas que pudieran incomodar a los asistentes.

Sus autores, cuya misión sagrada radica en santificar el rebaño que Jesús les ha confiado, deberían preocuparse en primer lugar por alejarlo del pecado y acercarlo a la única Verdad: Jesús.

Pero cuestiones como la necesidad de la Confesión para poder comulgar, la inmoralidad de los anticonceptivos, el Purgatorio y el Infierno, la impureza de deseo,  u otros intocables, brillan por su ausencia en las prédicas del domingo.

La exigencia y la exhortación continuas son indispensables en un Buen Pastor, y más hoy, cuando la ignorancia de muchos fieles hace necesaria una incesante catequesis.

Cristina Téllez

ctellez88@gmail.com