Lo más grave que ha ocurrido desde el comienzo de la crisis lo dice la Asociación de Autónomos ATA: ya han desaparecido de la Seguridad Social 225.000 autónomos y lo más grave es la previsión, que augura medio millón de autónomos sin trabajo para 2010.

Los autónomos son los emprendedores de hoy, los cuentapropistas, los que se han buscado su propia máquina de facturar. Decíamos ayer que, tras terminar con el pequeño labriego, ahora todo se ha conjurado para terminar con el pequeño comerciante.

A ello habría que unir otro problema: muchos de los autónomos no son más que externalizados de grandes empresas, por lo que, cuando vienen mal dadas, el primer lastre que sueltan es precisamente ese: transportistas, repartidores, proveedores de servicios, etc.

No obstante, el Gobierno Zapatero sigue hablando en términos de proletarios, una figura que ha pasado a la historia. Sería el momento de ayudar al autónomo, no a las grandes empresas, por ejemplo, reduciendo el Impuesto de Sociedades. Es ilógico que, en la práctica, los autónomos paguen más impuestos sobre el beneficio que el Banco Santander.

No olvidemos que los autónomos nunca se van solos al paro. Con ellos se marchan el trabajador/es, los pocos, o no tan pocos, asalariados que trabajan para él. Así que el medio millón de autónomos deberían multiplicarlos por N, siendo N un número que tiende al infinito.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com