Robert Redford dirige con buen pulso tres historias interrelacionadas que tienen como telón de fondo el terrorismo internacional y las encrucijadas a las que nos enfrentamos los seres humanos.

   Un profesor intenta convencer a un alumno brillante sobre la necesidad de cambiar su actitud ante la vida; un ambicioso senador pide ayuda a una  veterana periodista para vender una "última estrategia" para resolver una grave  crisis bélica y, finalmente, dos soldados estadounidenses destinados en Afganistán caen accidentalmente en territorio enemigo mientras sus mandos intentan rescatarles.

   Cualquiera de estas tres subtramas atrapa al espectador que desea ver cine inteligente porque en todas hay detalles a tener en cuenta. En la protagonizada por Robert Redford (en el papel de un docente) se realiza un retrato certero de la juventud-muelle actual, criada entre algodones e incapaz de embarcarse en causas incómodas o heroicas. En la segunda, Tom Cruise encarna con verosimilitud a un político que utiliza el trampolín de la lucha contra el terrorismo para llegar a la presidencia de la Casa Blanca. Por último, en la tercera subtrama no es casual que los dos soldados norteamericanos caídos en territorio enemigo sean un hispano y un negro. Ambos, con esa dura experiencia bélica, quieren pagarse la universidad y anhelan cambiar la situación de las minorías a las que pertenecen.  

    Leones por corderos es especialmente crítica con la Administración Bush (al parecer, en EEUU, los actores más famosos también están al lado de los más progresistas del país) pero ello no es un inconveniente para definirla como una de las películas más interesantes del presente año y, sin duda, una de las más firmes candidatas al Oscar.

Para: Los que les interese el cine comprometido que incita a la reflexión.