Sr. Director:

La globalización está muy mal vista por esa izquierda exquisita amante de las culturas autóctonas, porque pretende vestir a todos los pueblos con el uniforme yanqui. Está equivocada. Al menos, así lo asegura Tyler Cowen, profesor de economía en la Universidad George Mason.

En un artículo publicado en The International Herald Tribune, sostiene que no es universal el predominio del entretenimiento y de los productos culturales norteamericanos, sino que se limita a los países occidentales. En los demás, existe una mayor fidelidad a la cultura propia. En la India, por ejemplo,  el mercado musical es totalmente propio, ya que las producciones autóctonas representan el 96 por ciento de las ventas. En América Central o en Ghana también sale beneficiada la música autóctona, con una cuota de mercado del 70 por ciento.

¿Por qué sucede esto? ¿Por qué no han cuajado el imperialismo cultural estadounidense? Porque la cultura es tanto un bien económico como un bien social: "usamos la cultura para relacionarnos con nuestros semejantes y para definir nuestra propia identidad". En función de su fidelidad a las tradiciones recibidas, los individuos tendrán un determinado status.

En China o la India la cultura local tiene mucho peso social. Por eso, sus gentes no son demasiado porosas a la influencia de Estados Unidos. Lo que no quita para que estas culturas se hayan aprovechado de las innovaciones tecnológicas de países más desarrollados.

En cambio, el proceso de globalización ha debilitado la cultura de los países ricos. Europa occidental es el paradigma del división entre cultura y sociedad. Al multiplicarse los contactos internacionales, la cultura occidental tiene en la norteamericana un entramado compartido por todos.

Sería un error suponer que esto traerá una guerra de culturas. "La cultura no es un juego de suma cero, de forma que la preeminencia de una lleve necesariamente a restar importancia a otras. Por el contrario, se enriquecen recíprocamente, tal y como ha demostrado la historia", afirma Cowen.

Clemente Ferrer Roselló

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