Todo el sector energético español, bajo peligro de OPA. La decisión de Zapatero de vender Endesa a E.ON sitúa al borde del precipicio tanto a las eléctricas como a las empresas de hidrocarburos. Las multinacionales europeas y americanas consideran que España es el único mercado abierto. Así lo consideran los bancos de inversión cuyos informes han variado completamente tras la decisión de la CNE. La interinidad en el Ministerio de Industria acentúa la debilidad de las compañías españolas.

Un representante de Morgan Stanley, en conversación con una de las grandes eléctricas españolas, advertía que los informes de los grandes bancos de inversión sobre el sector eléctrico español dieron un giro de 180º días cuando se supo la resolución del Gobierno español, perdón, de la Comisión Nacional de la Energía (CNE), sobre la OPA de E.ON. Apenas dos semanas antes de esta decisión los analistas de las casas de Bolsa estaban convencidos de que la firmeza verbal del Gobierno Zapatero era también real y de que las presiones tanto del Gobierno de Angela Merkel como de la Comisión Europea no doblarían el pulso de Zapatero y se llegaría al veto. Pese a los juramentos de liberalismo, más bien para el consumo del público no iniciado, los bancos de inversión confiaban en la teoría de los campeones nacionales, públicamente exhibida por ZP. Además, la actitud francesa de parar por las bravas a los italianos de ENEL provocando una fusión entre Suez y Gaz de France llevaban a la conclusión, presuntamente evidente, de que el Gobierno vetaría la OPA.

Sólo que no ha sido así y es entonces cuando ha comenzado el baile. Ahora mismo, todas las empresas españolas de hidrocarburos o eléctricas están en el punto de mira de todas grandes multinacionales europeas del sector energético que, con la excepción del Reino Unido, están apoyadas por el estado.

Por si fuera poco, el último intento de salvar la españolidad de CEPSA otorgándole la cesión al grupo ACS-Unión Fenosa- ha saltado por los aires: CEPSA ya es de los franceses de TOTAL.

Si a esta debilidad, que pudiéramos llamar institucional, y que demuestra lo poco que pinta el Gobierno Zapatero en Europa, añadimos  otros factores podemos concluir que la industria energética española está en venta.

Por una parte la situación de interinidad que se vive en el Ministerio de Industria es manifiesta. José Montilla, el hombre de la OPA de Gas Natural, y el gran defensor de contar con fuertes operadores energéticos, se ha marchado a la Generalitat. No sólo eso, su bronca con Zapatero por la cuestión catalana ha hecho que el presidente del Gobierno acentuara su descrédito forzando la dimisión, en pleno interregno, de su secretario general de la Energía, Antonio Fernández Segura. A día de hoy, y de temer que por algún tiempo, nadie va a luchar por la españolidad de nuestras empresas.

El remedio más lógico ante una indefensión de estas características serían las fusiones defensivas. La más lógica, según los bancos de inversión consultados por Hispanidad, es la de Gas Natural e Iberdrola o, incluso, Repsol-GN-Iberdrola. Pero contra este tipo de fusiones juega tanto nuestra propia normativa reguladora recordemos que Rodrigo Rato prohibió en su día tanto la unión de Endesa e Iberdrola como la OPA de GN sobre Iberdrola- como los fulanismos de los dirigentes de dichas empresas. Y como guinda de la tarta recordemos que tanto por moda como por presiones del Banco de España, las participaciones de bancos y cajas de ahorros en empresas energéticas están mal vistas. Y resulta que la única defensa ante OPAs hostiles de nuestras petroleras y nuestras eléctricas son las acciones que poseen nuestras entidades financieras. No olvidemos, y es sólo un ejemplo, que la pérdida de CEPSA se debe al empeño de Emilio Botín de obtener una plusvalía y que el BBVA de Francisco González acaba de marcharse del accionariado de Repsol YPF. Ahora mismo, Unión Fenosa está amenazada por sus dos socios italianos: la eléctrica ENEL y la petrolera ENi. Es probable que Gas Natural se retire de la puja por Endesa, que quedaría así en manos de E.ON  y a precio de saldo. La francesa EDF jamás ha ocultado lo mucho que le gusta Iberdrola mientras que tres grandes multinacionales (la italiana Eni, la francesa Suez-Gaz de France y la germana E.ON) se disputan la primacía del mercado del gas en Europa. En este sentido no conviene olvidar que Gas Natural continúa siendo una pequeña joya en este sector y que su propietario, La Caixa, es socio histórico del grupo Suez.

De CEPSA ya hemos hablado, pero ni tan siquiera el líder petrolero, Repsol YPF, se ve libre de las amenazas. La capitalización de Repsol ha sufrido la crisis de las reservas y su único socio protector es La Caixa que no alcanza el 15% de su capital. En Hispanidad ya hemos hablado de las gestiones del ex presidente del Gobierno, José María Aznar, ante la Casa Blanca para que Repsol caiga en manos de la petrolera norteamericana, Exxon, líder mundial. Pero ni la precitada TOTAL ni la británica BP han ocultado nunca su interés por la compañía española.

Por cierto, los informes de los bancos de inversión no dejan de aludir a las luchas políticas y territoriales que se viven en España. En los informes de los analistas se ha hecho popular la frase: Antes un alemán que un catalán, copyright del portavoz económico del PP, Miguel Arias Cañete.