Esta vez le he robado el titular a Marta Ricart que el pasado 25 de mayo publicaba una interesante información en La Vanguardia sobre el análisis prenatal. Lo que llama la atención no es la profusión de datos, sino la mentalidad abortista que subyace. Afirmar que La detección prenatal permite que en un 71% de los casos de síndrome de Down se interrumpa el embarazo es tanto como afirmar que gracias a la detección prenatal evitamos un problema. Porque acto seguido, Ricart informa que el cribaje de esta anomalía cromosómica ha disparado el número de pruebas, que alcanza ya al 30,6% de las gestantes, aumentando sobre todo en las mayores de 35 años.

Ya saben, la maternidad no es un don, es un derecho. Y como es un derecho, exigimos calidad del producto. Y si no nos gusta, sencillamente lo matamos. Y La Vanguardia parece sugerir que deberíamos ir más allá en esto de las pruebas prenatales. Porque alerta- las anomalías congénitas afectan cada año al 2% de los bebés. La mayoría de las anomalías se detecta durante la gestación por la que en un 27% de los casos hay una interrupción voluntaria del embarazo, apunta la información que posteriormente lamenta que en el 65% de los casos, el bebé anómalo sobreviva, comportando limitaciones importantes. Vamos, que Ud. lo que tiene que hacer es quitarse el paquete de encima si llega defectuoso. Eugenésico.

Más. Ricart lamenta que se hagan más ecografías de las necesarias, pero aplaude que se hagan entre la semana 14 y 22. Esta prueba es la que permite detectar más anomalías (55%) y dentro del plazo legal para abortar, concluye. O sea, menos mal que la gente es responsable y se hace la ecografía cuando debe; de esta forma, si el niño llega mal, siempre se puede prescindir de él. ¡Que se mueran los feos! Lo curioso es que la Federación de Síndrome de Down no hayan dicho nada todavía cuando la federación internacional lamentó que las pruebas prenatales fueran utilizadas como instrumento eugenésico. Tenemos la misma dignidad que los sanos, venían a afirmar con razón. ¿Dónde están ahora? Nunca es tarde si la dicha es buena

Luis Losada Pescador