Como ocurrió con las famosas caricaturas de Mahoma, por todo el mundo islámico se extiende una ola de anticristianismo, y más en concreto contra el discurso de Benedicto XVI ante la comunidad académica de Ratisbona. En distintos países islámicos, el último ha sido Palestina, sus dirigentes exigen explicaciones al Vaticano, en lo que parece una campaña alentada para fomentar la violencia contra la diminuta Ciudad-Estado. Se exige al Pontífice que aclare la relación que presuntamente estableció entre Islam y violencia. La prensa occidental está ayudando a que crezca la hoguera. Por ejemplo, en su edición del viernes, la enviada especial de El País a Baviera, Lola Galán, afirma que Benedicto XVI comparó al Dios de la razón cristiano, con el Dios de la Yihad del Islam.

Lo cierto es que el Papa no sólo no equiparó Islam y violencia, sino que afirmó que la Guerra Santa no tiene que ver con el espíritu del Islam, ni mucho menos con el Dios Cristiano del amor.

Es decir, que, al revés de lo que ocurrió con las caricaturas, ahora hay una tergiversación interesada de las palabras del Papa. El vaticano ya ha intentado aclarar la confusión, pero todo indica que hay islamistas y medios occidentales empeñados en que el jolgorio continúe.

Además ¿cómo podría alguien confundir Islam y violencia?