• Es decir, que el juez Castro le ha hecho un gran favor al Rey.
  • Desde Zarzuela esperaban que el magistrado ratificara el procesamiento para relanzar la imagen de integridad del nuevo monarca.
  • En el mensaje de Navidad volverá -como ya hizo Juan Carlos I los últimos años- a hablar de ejemplaridad de los cargos públicos y de igualdad de todos ante la ley.
  • Y es que la operación propagandística de Zarzuela continúa: se trata de limpiar la imagen de la nueva monarquía a costa de la Familia Real.  
  • Por cierto, la infanta Cristina ha salido de la Casa Real pero no puede salir de la familia real: no nos pasemos.
  • Y cuando todo esto termine, el foco se volverá a centrar en doña Letizia.
  • El problema de Felipe VI es que, cada vez que habla, ataca los principios de la mayoría de quienes le apoyan.

No me pregunten cómo pero en Zarzuela estaban convencidos de que el Día del Sorteo de la Lotería de Navidad 22 de diciembre, el juez José Castro ratificaría su decisión de sentar en el banquillo a la infanta Cristina, hermana del Rey (ambos en la imagen), por el 'caso Nóos'. Es decir, ha optado por no aplicar la doctrina Botín porque la acusación popular, Manos Limpias, es la única que ha mantenido esa petición para Cristina de Borbón, mientras el fiscal Pedro Horrach se mantenía en la tesis opuesta y ceñía su acusación de delito a Iñaki Urdangarín y sus socios.

Es decir, que Castro no aplicará la doctrina Botín, que reduce a nada la relevancia de la acusación popular.

En cualquier caso, en Zarzuela sabían cuándo iba a decidir el juez Castro y tenían dispuesto utilizar el procesamiento de la Infanta para relanzar la imagen de la nueva Monarquía, limpia de cualquier asomo de corrupción. Al tiempo, se trata de concretar el procesamiento de su hermana en el mensaje de Navidad de Felipe VI, el discurso anual más personal de Su Majestad, en un memorial de los últimos discursos de Juan Carlos I sobre la ejemplaridad de los cargos públicos y la igualdad de todos ante la ley. Con una diferencia: Juan Carlos I hablaba cuando el presunto condenado era Iñaki Urdangarín; Felipe VI aprovecha para hacerlo cuando la posible condenada es su hermana Cristina. Si quieren pueden leerlo así: el juez Castro le ha hecho un gran favor a Felipe VI.

Además, Juan Carlos I se quemó con el mensaje mientras que Felipe VI puede decir lo mismo con otras consecuencias... aunque sea a costa de su hermana.

Zarzuela lleva tiempo vendiendo el cambio de imagen de la Monarquía: un rey sospechoso de corrupción es sustituido por otro limpio de polvo y paja. Un rey reaccionario y anticuado es sustituido por otro progre, ecologista y feminista. Lo malo de las comparaciones no es que sean odiosas, sino que pueden resultar injustas. Y así, para resaltar la bondad de la propia monarquía actual se está llegando -no, esto no tiene origen en Zarzuela- hasta comprometer al personaje más popular de la anterior monarquía, la Reina Sofía, a quien en la redes sociales se ha liado con un aristócrata de tendencias homosexuales y de reputación sospechosa.

Dentro de esa campaña de imagen, un punto fundamental ha consistido en cantar las bondades de la Reina Letizia, dorando su presente y censurando su pasado.

Lo malo es que a lo mejor se ha llegado tarde. Tumbar la memoria de Juan Carlos I para, por contraste, blanquear la imagen de su sucesor, puede ser una táctica errónea si una mayoría de española ha dejado de creer en este o en aquel monarca para dejar de creer en la Monarquía como modelo de Estado. Y más, con un Rey que, cada vez que habla, ataca los principios de la mayoría de quienes le han apoyado.

Es más, me atrevo con una predicción: cuando la campaña pro-Felipe VI termine, la progresía, muy crecida, comenzará la campaña contra Felipe VI... y contra la Reina Letizia.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com