Sr. Director:
Durante bastante tiempo trabajé en un centro concertado en el que hay crucifijos de las aulas. Nunca  supusieron ningún problema para el aproximadamente diez por ciento de alumnos inmigrantes que había en el mismo, la mayoría de ellos musulmanes.

 

A los no creyentes les importaba poco;  y a las familias musulmanas  practicantes y fervorosas les molestaba menos una representación de Jesús, el mayor profeta después de Mahoma, según el Corán, que una visión de la sociedad que ha suprimido a Dios de su horizonte de referencia, y una religión recluida a la intimidad de las conciencias y sin ninguna influencia en la vida civil.

El Corán y el Islam son más tolerantes con la gente del Libro (los cristianos), que con los incrédulos y ateos. A los que verdaderamente molestan los crucifijos son a los laicistas recalcitrantes, muchos de los cuales fueron cristianos, pero han abandonado su fe y necesitan auto justificarse.

Federico Gómez Pardo