• La alternativa del cierre no gusta a las entidades: daña la imagen del sistema financiero. Hay más fórmulas.
  • La opción más razonable es trocear el balance para vender partes del activo, del pasivo y la red de sucursales.
  • Barclays se va por problemas internos y porque no funciona el modelo anglosajón. Al Citi le ha ocurrido lo mismo con más claridad.

Barclays anunció a principios de mayo que quiere vender su red bancaria en España -también de Italia y Francia-, y que se daban un plazo de dos a tres años para realizar la operación, aunque se puso rápido manos a la obra. Todo comenzó con la entrega del cuaderno de venta a los grandes grupos españoles, pero con escaso éxito. Como ya explicó Hispanidad, la historia de Barclays en España se remonta al año 1979, cuando Carlos Martínez de Campos y Carulla abrió la primera oficina. El final, después de tantos años, se desconoce el desenlace.

La prensa española ha manejado dos posibles interesados: BBVA y Caixabank. BBVA no lo ha negado, pero Caixabank, sí. Isidro Faine ha respondido en esta mañana del viernes, en una entrevista en Catalunya Radio, que no. "De Barclays no he visto nada, no hay ninguna operación sobre la mesa sobre Barclays", ha dicho el presidente de La Caixa. Y es probable que con BBVA ocurra lo mismo. Comprar un banco en bloque, en las actuales circunstancias, es cuando menos problemático. Que no interesa, vamos.

La experiencia de Barclays en España prueba, en primer lugar, que hay un modo de hacer banca -el anglosajón- que no funciona en nuestro país. Le ha pasado también a Citibank y por eso se va. Los dos bancos están acostumbrados -el Barclays menos- a la banca de inversión, no a la banca doméstica, que es la que realmente funciona en España. ¿Lesionan estos dos abandonos la marca España El secretario de Estado de Economía, Fernando Jiménez Latorre asegura que no porque "se van por problemas internos". Es posible porque, insisto, su modelo de allá no funciona aquí.

Descartada la venta en bloque, las posibilidades que se abren a Barclays son dos, y marcan la senda para otras salidas similares de grupos extranjeros de España.

Una de ellas es el cierre, de la que la banca no quiere ni oír hablar. Es un sector siempre 'abierto', que 'no fracasa', que lo contrario, oiga usted, da muy malas sensaciones. Es paradójico, porque del mismo modo que se hunden las empresas, se podrían hundir también los bancos. Pero no. Esta posibilidad, en cualquier caso, obligaría a Barclays a devolver el dinero de los depósitos a sus clientes, y colocar su cartera de créditos en otra entidad. Y quedarían los sucursales, que las podrían comprar, como el resto de los inmuebles en venta, cualquiera. Desde luego, no es la mejor opción para Barclays. Es la menos rentable.

La otra posibilidad es el troceo de balance y será esta vía, posiblemente, la alternativa más razonable. ¿En qué consiste: en trocear el negocio para su venta, separando lo bueno de los menos bueno y abriendo frentes que sí pueden interesar a determinados grupos bancarios. Léase, una división de negocio concreta, la gestión de activos inmobiliarios adjudicados, un determinado número de oficinas, una cartera cualificada de clientes, la red de sucursales en esa autonomía del oeste, la cartera de crédito con determinadas empresas… En fin, la lista es larga. No sólo trocear y vender, sino también despertar el interés para que un grupo bancario haga la oferta por una parte y el de allá, por otra. Porque, no lo olvidemos, no todos los bancos tienen los mismos puntos fuertes ni en el balance ni geográficamente.  

Hoy por hoy, tal como están las cosas, pinta como lo más razonable.

Mariano Tomás

mariano@hispanidad.com