En alguna ocasión hemos sufrido al amigo sablista. Suele ser un amigo de toda la vida, de la infancia, que se nos acerca: Oye mira estoy pasando un mal momento ¿Puedes ayudarme?
Se trata de una cifra comedida. El pobre está pasando una mala temporada; es mi amigo. Suele repetirse la escena al ver nuestra buena voluntad. Cuando ya nos ha colmado nuestra paciencia, le decimos: mira tienes que solucionar tus problemas. No voy a ayudarte más. Se vuelve contrito y manifiesta buenos propósitos. Dejamos de verlos durante una temporada.
Pero, un buen día aparece con síntomas de desesperación. Mi madre está muy enferma. Necesito comprar con urgencia unas medicinas caras; no tengo el suficiente dinero. Es mi amigo y le ayudo esperando inocente- que no me mienta. Pero al poco tiempo te enteras que se ha gastado el dinero en vino y mujeres, por emplear una expresión castiza aunque no sea exacta. Entonces lo borras de tu lista de amigos y te prometes no hacerle más caso.
Esto no está pasando con el Sr. Rodríguez Zapatero y su equipo de gobierno. Después de llevar nuestro déficit y nuestra deuda a cifras espeluznantes, vuelve a nosotros y apela a nuestra solidaridad. Por el bien de España. Es el truco de la mamá enferma. Nos negaríamos, pero no podemos. Nos quedamos con la duda de que los nuevos recursos de que va a disponer recortes, impuestos- no se los va a gastar de acuerdo con su condición de manirroto. De nuevo vino y mujeres, aunque no sea exacta la expresión.
¿Cómo es posible que no se les caiga la cara de vergüenza al pedirnos solidaridad los mismos que se gastaron nuestro dinero? España por encima de todo, pero ¿no nos podía pedir esta solidaridad otro personaje de los muchos - o pocos que hay en el partido gobernante que no sea un manirroto igual?
Por vergüenza y decoro el partido mayoritario debía ofrecernos otro equipo de gobierno. Pero ¿está en condiciones de hacerlo, le interesa hacerlo? Este es otro tema de singular importancia que requeriría una consideración más extensa.
Federico Díez Cortés
