La vicepresidenta tuvo que escuchar a Monseñor García-Gasco: "No se puede construir una sociedad al margen de Dios"

No acudió a la beatificación de los 498 mártires, pero se presentó en la cena de honor en la Embajada de España en Roma con motivo de la creación de tres cardenales españoles. La vicepresidenta del Gobierno, Maria Teresa Fernández de la Vega, quería llegar, ver y vencer. Citó a San Agustín en latín, exaltó las buenas relaciones que a su juicio mantienen la Iglesia y el Estado e hizo la pelota al Papa expresando la admiración del Gobierno por Benedicto XVI. Mientras, en Madrid, gran júbilo por la proclamación de ZP como candidato del PSOE a la Presidencia del Gobierno.

Pero De la Vega tuvo que escuchar (no se pierdan la portada de ABC) a Agustín García-Gasco, arzobispo de Valencia y uno de los nuevos cardenales: "No se puede construir una sociedad al margen de Dios". Y aclaró Monseñor García-Gasco, por si la frase no era suficientemente explícita: "Europa y España no tienen futuro si los hombres y mujeres de nuestra sociedad cerramos el corazón a Dios".

El Gobierno Zapatero ha sido el más contestado desde muchos frentes. Su presidente ha presumido de diálogo, pero ha pasado por encima de la oposición al homomonio, a la Educación para la Ciudadanía o al espaldarazo definitivo a la experimentación con personas en estado embrionario que comenzó con el ejecutivo Aznar. Pese a todo, De la Vega aseguró en Roma que el Gobierno comparte valores con la Iglesia.