La gripe A se ha cobrado la primera víctima en España: una joven marroquí, Dalila, fallecía en el madrileño hospital Gregorio Marañón.

Los médicos decidieron hacerle la cesárea para salvar a su hijo Rayan, semana 28 de de gestación. Y miren por dónde, aunque su pobre madre murió, Rayan mejora, porque ya pesaba 1,4 kilogramos.

Un lógico tendría a pensar que si Rayan vive, a lo mejor es porque no era un apósito del cuerpo de su madre, sino una persona, incluso un ser vivo, un código genético individuado, distinto de su padre y de su madre, un futuro contribuyente.

¿Cuántos rayanes han perecido como parte del cuerpo de su madre? ¿Cuántos han sido abortados incluso mucho mayores, desarrollados y contundentes que Rayan? Desgraciadamente, su madre ha muerto, pero él vive.

El problema del aborto es que es tan evidente que sólo cerrando los ojos y endureciendo el corazón se puede ser abortista. Y, sin embargo, abundan este tipo de canallas.

Eulogio López

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