Sr. Director:
He acudido a una Primera Comunión Colectiva en la Catedral de la ciudad donde vivo. Como se ha hecho costumbre, muchos de los adultos posiblemente tenían mucho tiempo sin acudir a misa, porque era notorio que no la seguían.

Había mucho más interés en las fotos a lo largo de toda la celebración.

Un sacerdote joven con un mensaje buenista, aunque no capté que haya incurrido en ningún error doctrinal. A la hora de la consagración, invita a los niños que van a hacer su primera comunión a subir al presbiterio y acercarse al altar. Hasta ahí todavía puedo pasarlo, aunque me hace sentirme incómodo y no estoy seguro de que sea correcto. De lo que estoy seguro es que es un experimento peligroso y que tuvo consecuencias.

Al terminar la misa, el cura se va a la sacristía y la gente invade el presbiterio para tomarse fotos. El colmo, las señoras dejan sus bolsas y paquetes sobre el altar como si fuera un taburete cualquiera. Voy a buscar al cura que me hace esperar mientras se hace fotos y cuando finalmente logro hablar con él, primero está más preocupado por demostrarme que no es su culpa que por la falta de respeto al Altar. Menos mal que en este templo el Sagrario tiene una capilla aparte (solución que tampoco termina de gustarme pero que por lo menos evita que la gente le de la espalda al Sagrario mientras se hace fotos como he visto en otras iglesias) Me dice que él no puede formar a la gente, se pone a hablarme de caridad y de que si pone en ridículo a la gente, la aleja. Le digo que yo no he hablado de poner en ridículo a nadie, ni de maltratar a nadie, pero es que veo que se ha perdido el sentido de lo sagrado y del respeto y ciertos curas no quieren tomarse molestias. Finalmente el que termina regañado y puesto en ridículo, con evidente falta de caridad de parte del cura, soy yo, que si fuera otro, me alejaría, pero no me voy a ir de la Iglesia ni por esto ni por otras negligencias de parte de cierto sector del clero que abusa de términos como caridad y misericordia para disculpar su falta de celo o en ocasiones su pereza o cobardía.

Dr. Etsuo Tirado Hamasaki, FACP