Sr. Director:
No sé si este es el medio para que puedan escribir una carta en su periódico, pero me gustaría hacer un comentario a la carta Sermones obsoletos.

 

Una vez vi una película sobre un santo del siglo XX, en la que con tono de queja decía a los que le escuchaban cuando le referían algún suceso en el que salía malparado un sacerdote ¡es que me los habéis dejado solos!. Me llamó la atención. También recuerdo a mi padre, que cuando escuchaba del párroco un sermón acertado se lo agradecía, a la vez que le hacía comentarios sobre su propio punto de vista cuando le hubiera gustado que el sacerdote acabara la faena de una manera un poco distinta. En el sermón del párroco durante el funeral de mi padre, habló sobre él de manera cariñosa, ya que le consideraba un amigo, que le había ayudado haciéndole comentarios, y alentándole para mejorar su trabajo sacerdotal.

Pienso que para ayudar a los sacerdotes es más fácil así; si rezamos por ellos, que son hermanos nuestros en la fe con una gran carga, y les asistimos con nuestras palabras de aliento, mejora y corrección fraternal cuando lo puedan necesitar.

Ignacio Martínez Iglesias