Y lo que te rondaré, morena. Porque hasta mayo todavía quedan algunas semanas. Y hasta el próximo otoño fecha previsible de un adelanto electoral- todavía queda un año. Pero todos se juegan mucho. Así que con el nerviosismo propio del momento, PP y PSOE han colocado el ventilador en marcha. Comienza el intercambio de cromos.

El jefe de Urbanismo de la Comunidad de Madrid, Enrique Porto, dimite a las dos horas de que El País publicara su pelotazo particular: la venta de unos terrenos en Villanueva Cañada que él y un concuñado (favor de no hacer gracias) compraron en 1999 por 87.000 euros y vendieron el pasado mes de enero por 4,3 millones de euros.

Eso es plusvalía, aunque Porto dice que dimite para poder defenderse correctamente. Claro que nada comparado con Brunete, donde el ayuntamiento se ha metido en la faltriquera 46 millones de euros adelantados de los promotores. Para ir tirando. Y el escándalo del pueblo alicantino de Catral, suspendido en sus competencias urbanísticas después de que el cuñado del concejal de Urbanismo duplicase en municipio en unas tierras protegidas. Se multiplican las Operaciones Malaya. Y por supuesto, Catral será el centro del debate Pla-Camps en la moción de censura.

Y esto no ha hecho más que empezar. Porque donde esté un ladrillo, que se quite una apelación de los GAL del PP o una censura de la ultraderecha del PSOE. Agárrense porque los señoritos del poder han decidido encender el ventilador y nos queda al menos un año de escándalos urbanísticos. Al tiempo.