• Bachelet vence con el 62,15% de los votos, pero con una abstención del el 59%.
  • La socialista anunció en campaña que despenalizaría el aborto y aprobaría el 'matrimonio' homosexual.
  • Tras Uruguay, Chile también adoptará políticas contra la ley natural.
La socialista Michelle Bachelet (en la imagen) volverá a presidir Chile, cargo que ya ocupó entre 2006 y 2010, tras imponerse ayer a la candidata conservadora del gobernante partido Alianza, Evelyn Matthey, en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. Según los resultados oficiales difundidos por las agencias, la candidata de Nueva Izquierda venció con el 62,15% de los votos, frente al 37,84% logrado por Matthei.

Los comicios estuvieron marcados por la alta abstención, que se situó en el 59% del censo, diez puntos por encima de la registrada en la primera vuelta celebrada hace dos semanas. Algunos analistas achacan la baja participación en los primeros comicios presidenciales celebrados bajo la ley del voto voluntario a que todos los sondeos ya apuntaban a la victoria de Bachelet por amplia mayoría.

Bachelet agradeció anoche su confianza a los chilenos, ante los que se comprometió a liderar "una nueva etapa" marcada por las "transformaciones de fondo", entre las que se encuentra la reforma de la Constitución que ha prometido a lo largo de la campaña. La presidenta electa también se ha comprometido a trabajar para rebajar la importante brecha social que sigue existiendo en Chile a pesar de que desde 2010 el PIB ha crecido un 5,5%. "Debemos marcar un nuevo destino y estoy al servicio de ustedes compatriotas", señaló.

Por su parte, Evelyn Matthey reconoció su derrota en las urnas y deseó el mayor de los éxitos a Bachelet en su labor al frente del Gobierno. "Mi deseo más profundo y honesto es que le vaya muy bien. Nadie que ame realmente a Chile puede querer lo contrario", afirmó. La candidata conservadora también mostró su deseo de que no se pierdan los valores que ha defendido a lo largo de la campaña, entre los que mencionó el derecho a la vida, la dignidad de las personas y la familia.

Pero ahí, precisamente, es donde va a incidir Bachelet, que tras su paso por la ONU se ha convertido en la longa manus del Nuevo Orden Mundial en su país. Es decir, en la principal impulsora de políticas pro-ideología de género, contra la vida y la familia natural, despenalizando el aborto y aprobando el matrimonio homosexual.

Chile, por tanto, ha caído también en las garras de la cultura de la muerte y de las leyes contra la ley natural, tras Uruguay, es decir, contra los principios no negociables establecidos por Benedicto XVI que un cristiano debe defender en la vida pública.   

Es un día triste para Hispanoamérica.

José Ángel Gutiérrez
joseangel@hispanidad.com