Sr. Director:

No comparto el optimismo del Sr. Malo de Molina. La burbuja hipotecaria norteamericana supone, en segunda línea, otra burbuja bancaria. Sólo hace falta que un par de bancos medianos o media docena de bancos pequeños se vayan a pique para que se ponga en marcha una sucesión de quiebras en todo el mercado financiero norteamericano.

Esa situación, previsiblemente próxima, hará a su vez que los fondos -hedge funds- que han invertido en otros mercados financieros en este campo que supuestamente mejor conocen, o sea, fondos con un alto contenido hipotecario, sufran a su vez un quebranto muy extendido que puede afectar a todas las bolsas europeas.

El intento desesperado de los inversores pequeños por salvar una parte de su capital vendiendo sus fondos, hundiría más aún las bolsas. Si hubiera unas fuerzas económico-terroristas (islamistas, por ejemplo, y en todo caso energéticos como Chávez) dispuestas a provocar un "crash" occidental a cambio de ganar en poco tiempo mucho terreno y poder económico y, en consecuencia, político, podríamos estar ante una catástrofe mayúscula en un momento en que EE.UU. y su presidente, en declive, no estuvieran en situación de hacer frente a una crisis de tal calibre. Es evidente que el Banco de España tiene la obligación de ayudar a tranquilizar a los inversores, pero no por eso tiene que soslayar los peligros de unas bolsas sobrecargadas de dinero de procedencias más que sospechosas.

Alfonso Bertodano

broadnote@yahoo.com