El título de la película, Biutiful (bonito, bello, en inglés) resulta una broma macabra porque pocas cosas, y escasos momentos, son agradables o placenteros en este desasosegante largometraje filmado por el mexicano Alejandro González Iñárritu.
Su protagonista, Uxbal, es un buscavidas que, día tras día, intenta sobrevivir en la calle gracias a multitud de triquiñuelas a las que  une sus dotes de médium. Para Uxbal, enfermo terminal de cáncer, su principal objetivo es sacar adelante a   sus dos hijos de corta edad. Pero, rodeado de perdedores como él, sólo ese amor paternal  le hará tirar hacia adelante siempre que el cuerpo aguante
González Iñárritu se sumerge en la Barcelona más marginal, donde la miseria física y moral campean. Alli habitan mafiosos chinos que explotan a sus compatriotas en talleres clandestinos; inmigrantes subsaharianos que son víctimas de todo tipo de tropelías; drogadictos; mangantes y prostitutas. En medio de esta podredumbre, Iñárritu salva a su protagonista, Uxbal, un hombre de buen corazón, capaz de mirar de igual a igual a cualquier ser humano, sea de la nacionalidad que sea
Pero, lo que hace de Biutiful un drama humano difícil de contemplar, y de digerir, es la sordidez con la que se abordan algunas situaciones límite que protagonizan los personajes más cercanos a Uxbal. Es el caso de su amoral hermano o de su esposa Malambra que no sólo es ex alcohólica y prostituta, sino que sufre desajustes psíquicos que le llevan a maltratar a sus hijos La reiteración en este tipo de escenas desagradables alargan innecesariamente el metraje y sumergen al espectador dentro de una atmósfera asfixiante.
Desde sus comienzos en el cine, en películas como Amores perros, 21 gramos o BabelIñárritu apostó por contar historias duras, pero nunca lo había hecho de una forma tan brutal. La razón quizás haya que buscarla en que en Biutiful  no ha contado con el excelente guionista Guillermo Arriaga y eso se nota, y conduce a que no esté resuelta de una forma tan satisfactoria como otras películas anteriores, aunque Javier Bardem realice una interpretación soberbia.
Para: Los que no se asusten de la podredumbre moral y física, alargada en innecesariamente en varias secuencias