Sr. Director:
El viaje de Artur Mas a Rusia ha pasado con más pena que gloria: ni ha conseguido reunirse con Putin ni con ningún ministro de su gobierno.

Tan solo con cargos de segunda fila y los medios rusos ni lo han mencionado. Lo que no ha pasado desapercibido son los gastos del viaje de marras.

¿Era necesario que Artur Mas y su esposa se alojasen en una suite de lujo que cuesta 1.600 euros por noche? ¿Y ese inmenso cortejo compuesto de decenas de políticos y amigos de CiU? ¿Cuánto nos ha costado a los contribuyentes la broma de que Artur Mas se haya hecho una foto en Rusia entre viajes, alojamientos y dietas?

Resulta indignante que los mismos que recortan en hospitales y escuelas gasten con total alegría cuando se trata de escandalosos lujos para ellos y los suyos.

Rosa Álvarez