Sr. Director:
Como la gran mayoría de ciudadanos en Cataluña me siento tan catalana como española con normalidad y naturalidad.

No quiero ni rupturas ni enfrentamientos con el resto de España ni aventuras a no se sabe dónde. Y me produce rabia ver cómo desde hace años el gobierno catalán dedica dinero y energías a ese experimento de ingeniería social que es fomentar el independentismo entre una sociedad que mayoritariamente no lo somos.

Ahí están las multimillonarias subvenciones a asociaciones radicales independentistas, el apoyo a sus manifestaciones o la conversión de TV3 en una maquinaria de continua propaganda y rencor contra España.

Que nadie se engañe: el independentismo en Cataluña no es ningún movimiento ciudadano espontáneo. Está muy bien alimentado, controlado, subvencionado y dirigido para su provecho político desde arriba.

Carmen M. Maciá