Ocurrió antes del 14-M. Un importante banco de inversiones norteamericano ofrece a José María Aznar, presidente saliente, la posibilidad de incorporarse al Consejo Asesor Internacional de la firma, plagado de ex políticos de alto nivel.

 

Aznar responde positivamente, pero se queda muy extrañado de que, tras la derrota del 14-M, no se concrete la incorporación. Hasta su hijo, José María Aznar Botella, residente en Nueva York y dedicado a la banca de negocios, intervino en el asunto.

 

Pues bien, al final, Aznar se ha quedado sin trabajo y, sobre todo, sin sueldo. Y lo más sangrante es cuando se ha enterado de quién ha sido la persona que más ha influido en la entidad (tras la derrota electoral del 14-M, claro está) para que no se fichara a Aznar: la presidenta de Banesto, Ana Patricia Botín.

 

La verdad es que Botín tiene razón: ¿Qué pinta un ex presidente del Gobierno asesorando a un banco de inversión? ¿Abrir puertas? Bueno, eso no debe hacerse.