El mago Gandalf en el magnífico libro de El señor de los anillos, de J.R.R.Tolkien, pronuncia la siguiente frase: Si no puedes dar la vida, no te apresures a otorgar la muerte. Esta cita podría aplicarse a 12, el drama que nos ocupa, en el que 12 ciudadanos deben decidir la suerte de un joven acusado de asesinato. Intuyo que el argumento les resulta familiar: efectivamente estamos ante una nueva adaptación del clásico teatral escrito por Reginald Rose que ya fue llevado al cine por Sydney Lumet, en 1957, bajo el título de Doce hombres sin piedad.

Pero como detrás de este estupendo drama (y de su guión) se encuentra el director ruso Nikita Mikhalkov (con películas tan magníficas como Ojos Negros o El barbero de Siberia) esta famosa obra teatral la ha circunscrito con gran inteligencia a la actualidad, a los convulsos momentos políticos y sociales por los que atraviesa Rusia.

Así, en 12 el acusado de homicidio es un chico chechenio, de 18 años, y la víctima su padrino: un oficial del ejército ruso. 12 miembros de un jurado son encerrados en el gimnasio de una escuela de Moscú para resolver su destino. La decisión debe ser unánime pero, evidentemente, cuando la vida de una persona está en juego siempre debe existir un espacio para la duda.

A través de flashback (imágenes de vuelta atrás en el tiempo) Mikhalkov nos va mostrando la difícil infancia de ese joven, marcada por la violencia desatada en Chechenia. Al mismo que tiempo que, a lo largo de las deliberaciones de esos 12 hombres del jurado de personalidad tan distinta, percibimos que todavía la democracia en Rusia no acaba de haber cuajado tras el largo periodo comunista, que siguen existiendo muchos odios raciales, demasiada corrupción etc

12 es una buena película que no defraudará a los que en su momento contemplaron la obra teatral original y a todos aquellos que tengan clara la idea bíblica de que la muerte y la justicia son patrimonio exclusivo de Dios.

Para: Los admiradores del drama teatral