La combinación de nuestra dieta mediterránea, caminar 30 minutos al día 5 días a la semana y manejar de forma efectiva nuestro estrés favorece que nuestro corazón se mantenga sano en los tiempos que corren, al tiempo que ayuda a prevenir la aparición y progresión de la enfermedad cardiovascular.

Así lo asegura el doctor Luis González, especialista de la Unidad de Cardiología de Quirónsalud Alicante, quien recuerda que, para mantener un corazón sano, es imprescindible tratar de forma exhaustiva los factores de riesgo clásicos como son la hipertensión arterial, la diabetes mellitus, la dislipemia (hipercolesterolemia e hipertrigliceridemia) y el consumo de tabaco.

Caminar 30 minutos al día, 5 días a la semana, ha demostrado tener un “papel beneficioso” en el manejo del riesgo cardiovascular

Dieta mediterránea y actividad física

Así, este cardiólogo incide en que la nutrición es uno de los tres pilares fundamentales para gozar de una buena salud cardiovascular. Según destaca, se trata del “pilar integrador”, tanto para la prevención como para el tratamiento de la enfermedad cardiovascular.

“Uno de los abordajes dietéticos mejor estudiados en Cardiología es la dieta mediterránea, que consiste en aumentar la ingesta de verduras y de fruta, dando preferencia a los cereales integrales respecto a los refinados, reduciendo la carne roja y aumentando el consumo de pescados y con un uso predominante del aceite de oliva y de colza”, describe este experto.

El ejercicio, clave

A su juicio, la combinación de nuestra dieta mediterránea con el ejercicio es clave en este sentido, e indica que la mayor parte de los factores de riesgo cardiovasculares mejoran gracias a una combinación de ejercicios. “El deporte con más beneficios cardiovasculares sería aquel que combine ejercicio aeróbico, entrenamiento de resistencia y estiramientos”, sostiene el especialista de Quirónsalud Alicante.

Así, subraya, caminar 30 minutos al día, 5 días a la semana, ha demostrado tener un “papel beneficioso” en el manejo del riesgo cardiovascular: “Según se puso de manifiesto en el estudio de Sattelmair et al de 2011, en la revista científica ‘Circulation’, caminar 30 minutos 5 días por semanas reduce el riesgo de padecer cardiopatía isquémica (angina de pecho o infarto de miocardio) en un 14% de los pacientes”. 

 Deportes como el running, el ciclismo, el jogging, el trekking o la natación tienen un efecto saludable para nuestro corazón

Igualmente, destaca que deportes como el running, el ciclismo, el jogging, el trekking o la natación tienen un papel beneficioso para nuestro corazón, a la vez que se ha demostrado un beneficio cardiovascular notable con el taichí, una forma de arte marcial de la antigua China que se caracteriza por movimientos suaves y fluidos, agrega.

Cuidar el estrés

Pero no solo estas dos medidas son suficientes para cuidar de nuestro corazón. Según defiende el doctor Luis González, es vital igualmente controlar y saber manejar nuestro estrés del día a día, tan característico en nuestra vida moderna. “Las interacciones mente-corazón son muy importantes y se ha observado una asociación clara entre el estado emocional y la salud cardíaca.

El estrés puede inducir isquemia al provocar la vasoconstricción, tanto epicárdica como microvascular”, aclara este cardiólogo.

En el momento actual, este especialista lamenta que el estrés está muy presente en nuestras vidas, por lo que insiste en que hay que aprender a manejarlo de manera efectiva: “El estrés puede inducir isquemia por diferentes mecanismos como hemos visto, pero, además, altera la regulación autónoma, al tiempo que puede provocar la salida de catecolaminas circulantes, y que pueden desencadenar incluso una miocardiopatía por estrés.

En el estudio de 2012, de Schneider et al, se demostró que meditar dos veces al día puede llegar a reducir los episodios cardiovasculares hasta un 48%”.

Hay factores de riesgo de la enfermedad cardíaca que no están en nuestra mano, como son la herencia genética, la edad, el sexo y la contaminación ambiental

Pero son varios los estudios científicos realizados en la materia y que así lo certifican, como el elaborado por Frattaroli et al., según añade este especialista de Quirónsalud Alicante, y que ponía de manifiesto que “los beneficios de un programa de intervención exhaustivo en el estilo de vida, con cambios en la nutrición (mediante la dieta baja en grasas y basada en verduras), con ejercicio físico frecuente, y a través de un manejo del estrés; todo esto ha demostrado la desaparición de la angina de pecho en el 74% de los pacientes”.

Lo que no está en nuestra mano

No obstante, este cardiólogo sostiene que hay ciertos factores de riesgo de la enfermedad cardíaca que no están en nuestra mano, como son la herencia genética, la edad, el sexo y la contaminación ambiental; sin embargo, sí defiende que, conociendo dichos factores y atendiendo a la situación concreta de cada persona, se pueden poner en marcha las medidas oportunas para intentar reducir al mínimo los efectos nocivos de dichos factores de riesgo.

“La enfermedad cardiovascular se refiere al proceso patológico que afecta a todo el sistema arterial, no solo a las arterias coronarias, sino también al cerebro, a las piernas y al resto del organismo”, asegura el doctor González.

El estrés puede inducir isquemia por diferentes mecanismos pero, además, altera la regulación autónoma

Concretamente, recuerda que cuando hablamos de enfermedades cardiovasculares nos referimos al ictus, a los accidentes isquémicos transitorios, a las anginas de pecho, a los infartos de miocardio, a la claudicación intermitente, o a la isquemia arterial, y como manifestaciones de la enfermedad cardiovascular, entre otros.

“El proceso patológico implicado suele ser la aterosclerosis, que es la acumulación de grasas, de colesterol y de otras sustancias dentro de la pared de las arterias, condicionando su estrechamiento progresivo, e incluso su obstrucción completa bloqueando el flujo de sangre que debe llegar a una parte del organismo”, concluye el especialista de la Unidad de Cardiología Quirónsalud Alicante.