
Tras las últimas cesiones de Sánchez a ERC, Junts y PNV -mucho cuidado con la nueva regalía de competencias sobre Seguridad Social al Gobierno de Vitoria- se afianza el juego sanchista: malvender el patrimonio de la nación española a cambio de permanecer en Moncloa, a costa de vender España por trozos.
En el caso de la nueva financiación singular de Cataluña acordado con la Generalitat, los inspectores de Hacienda del Estado exigen la dimisión de María Jesús (Marisu) Montero, y también ha habido críticas de la pepera Isabel Díaz Ayuso y los socialistas Adrián Barbón y Emiliano García-Page. Y en el caso de la nueva cesión a los nacionalistas vascos, hay que tener cuidado, como se ha dicho.
Por tanto, es el momento de recentralizar España, de volver a la nación española.
Pero Sánchez no puede hacerlo, porque tendría que abandonar La Moncloa y, además, no está dispuesto a hacerlo. Sin embargo, el Partido Popular de Alberto Núñez Feijóo no sólo debería sino que, además, se juega mucho en este envite. Quizá el gallego debería recordar el lema de las últimas elecciones generales celebradas el 23 de julio de 2023. Pasen y vean.

Eso sí, me temo que el lema del PP sigue siendo el mismo del viejo dicharacho: siempre que alguien manifiesta que dos más dos son seis y un sensato le corrige asegurando que dos más dos son cuatro, surge un tercero, en pro de la moderación y el diálogo, concluyendo que dos más dos son cinco. Este es Feijóo.
El PP, lo ha demostrado con Aznar, con Rajoy y me temo que con Feijóo, no es más que una socialdemocracia de derechas y sobre todo, un partido enormemente tibio.
En las últimas encuestas, la corrupción sigue hundiendo a Sánchez... aún más de lo que estima Tezanos en el CIS, por lo que el foco se pone cada vez más en el líder pepero. Eso sí, los números no dicen que sacaría mayoría absoluta, como él asegura, por lo que el PP necesita pactar con Vox. Feijóo ya se abre a un posible pacto con los de Abascal, principalmente porque no le queda otra. ¿El gallego será capaz de entenderse con el vasco?
Y por cierto, con todo lo que está ocurriendo en Torre Pacheco y otros pueblos, así como brutales hechos como la menor tutelada por el Gobierno que ha sido quemada viva por un marroquí ilegal, con orden de expulsión en Las Palmas de Gran Canaria, o el colombiano detenido por violar a una niña y realizar tocamientos a otra en Madrid, el tema de la inmigración y su relación con la criminalidad (a pesar de que el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, la niegue) ha vuelto a ser objeto de protestas y críticas. Y hay que preguntarse si el PP cambiará su postura sobre inmigración ilegal y empezará a ser algo más duro, como Vox, o no.












