Flamea la bandera que nos une,
y desde lo alto del mástil nos cubre.
Suena el himno que al corazón,
con sus notas, nos conforta.
Y un grito sale recio de nuestra boca:
¡Viva España! ¡Viva España!
Máxima expresión de nuestro cariño,
de amor, por la tierra en que nacimos
y que esperamos que al morir nos acoja.
 
Más aquel que nos gobierna ahora,
que con traidores a España negocia
para ostentar el poder, más de una hora,
engañarnos quiere con la diversidad;
y que el grito que sale de nuestra boca:
¡Viva España! ¡Viva España!
No es el recio grito de un patriota.
 
Y es señal de que a España no quiere.
Sus símbolos no defiende: ni al Rey,
la lengua, el himno, ni la bandera.
Aunque, cuando en la oposición estaba,
en ocasión, en ella se envolviera.
Más ahora que parece nos gobierna,
y con traidores a España negocia;
el grito: ¡Viva España! ¡Viva España!
es grito que no saldrá de su boca.
Ya que no es el grito de un patriota,
para quien codicia presumir del poder,
por más de una hora, hora tras hora.