Habla de diálogo, sin saber que es ello,
y si no hay consenso, legisla por decreto.
Se cree estadista, y presume de ello;
día y noche lo pasa, mirándose al espejo.
 
Dime quien es más guapo, espejito, espejo;
que éste mi bonito, y precioso gobierno,
defensor de medidas, sociales para el pueblo,
aunque para pagarlas, no tenga los dineros.
 
Paladín de la igualdad, envía a la mujer
al curro, a trabajar; mientras en casa están
los hombres con pañales, de baja paternal.
 
Si de libertad trata, sólo sabe imponer,
atacar la propiedad, y del mercado, su libertad.
No existe dialogo, subsiste su vanidad.