Sr. Director:
Dadas las circunstancias en la situación catalana vuelve a haber gente que habla de que no se negoció y de que se negocie.
La negociación puede ser una solución pero debe de quedar claro que en modo alguno sería admisible un trato de semejanza entre dos estados, dos potencias o dos naciones, con iguales derechos y deberes y de iguales características.
En el hipotético supuesto de una negociación o de una mediación, el Gobierno de España nunca debería caer en una trampa tan burda. Si se negociara, habría que hacerlo cada uno en su sitio y nunca esos sitios, ni la altura de esos sitios, podría ser la misma.
A la vista del cariz que están tomando los acontecimientos no estaría de más que esto quede claro y que nadie intente trampas que, por otra parte, son demasiado toscas.
O sea, si hay que negociar cosa -en la actual situación de ilegalidad- imposible, habría que hacerlo con una silla más alta que otra y con un asiento más ancho que el otro. ¿No les parece?
José Morales
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12/12/24 19:13