El carbón recibe 315 millones de euros de ayudas anuales por parte del Estado. Según el presidente de la patronal del carbón, Vitorino Alonso, eso son minucias comparado con los beneficios indirectos para las arcas públicas sumando cotizaciones, IRPF, IVA, menos subsidios, etc. Teniendo en cuenta los 10.000 puestos directos y los 30.000 indirectos, el Estado recibe 3 euros por cada uno invertido en el carbón, según estudios universitarios a los que no ha querido hacer referencia: 345 millones por los directos y unos 600 por los indirectos.
La realidad es que a los 315 millones de ayudas hay que sumar el pago que el Estado debe realizar por las emisiones de cuotas. Y sobre todo, que el carbón español hay que extraerlo a casi 1.000 metros de profundidad. Y eso significa que no es eficiente, es caro y además, pone en riesgo la salud y la vida de los mineros. En Asturias hay hospitales con unidades especialidades en enfermedades ligadas a la mina. Muchos se jubilan con 30 años, al primer síntoma.
Conclusión: como señaló en su momento Nemesio Fernández Cuesta, aún pagando el 100% del sueldo hasta la jubilación, sale más barato eso que mantener las minas abiertas. En Bruselas se está estudiando esa posibilidad, aunque Alonso lo niegue. Incluso plantean un calendario: 2014. El problema es que ningún Gobierno se ha atrevido a plantear el cierre de HUNOSA y ofrecer alternativas de industrialización y desarrollo económico reales.
Andrés Velázquez
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