Hay que repasar los graves problemas del presente y la responsabilidad de los católicos, en particular en lo que se refiere a la situación en España.
La crisis económica, el paro, la enseñanza, la familia, el derecho a la vida, son todos ellos temas de hondo calado que se encuentran en una situación precaria.
Los pasos dados hacia la resolución de estos graves problemas resultan todavía insuficientes y es responsabilidad de los católicos seguir anunciando y denunciando las situaciones de injusticia, vigilando para que el delicado equilibrio de la paz social no sufra graves alteraciones que tendrían consecuencias negativas para todos y, en particular, poniendo en valor los bienes de la reconciliación, la unidad y la primacía del derecho, que se han podido tutelar suficientemente en los últimos años, al amparo de las instituciones y mecanismos previstos en la Constitución de 1978, y con notables beneficios para el bien común.
Lluis Esquena Romaguera