Montoro (en la imagen) tiene razón y los espectadores lo ratifican. A la gente le gusta seguir los avatares personales de actores y directores de cine y de televisión, pero luego, cuando acuden a la taquilla, o a comprar un vídeo, optan por las películas extranjeras, preferentemente norteamericanas.
El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, dijo el miércoles una gran tontería (que los salarios suben en España) y una gran verdad: que el problema del cine español no es de subvenciones públicas sino de baja calidad. De inmediato le ha llovido una cascada de insultos del mundillo cinematográfico.
Pero Montoro no ha hecho otra cosa que decir en voz alta la convicción de muchos: el cine español es de baja calidad porque la progresía impera en él, y a los progres les encanta contemplarse el ombligo antes que contar historias divertidas. Además, es un cine, con todas las excepciones que se quiera, que las hay, mayoritariamente vulgar.
En el mundillo del séptimo arte, se habla de la 'teta española' por la rijosidad de algunas producciones pretenciosas pero que se quedan en pornografía barata. Lo que caracteriza al cine español es la sal gorda. Al menos, desde que lo controla progresía, esto es, un cuarto de siglo.
Además, ¿por qué el Estado debe subvencionar al cine Subvencionar clásicos -en teatro, cine o TV- es decir, aquellos autores a los que el tiempo -juez inapelable, ha bendecido, bien, pero ¿una película ¿Es un elemento de primera necesidad Que se financie ella solita.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com