De la Vega lo dejó claro, en público: no habrá elecciones anticipadas.
A estar alturas del partido ya no representa ninguna exclusiva periodística asegurar que, en la familia socialista sólo apoyan a Zapatero como líder aquéllos cuyo cargo depende de su continuidad en Moncloa, como el lobby feminista y poco más.
Como tampoco es ningún secreto, que Felipe González, que se autoconsidera, y muchos así lo creen, el guardián de las esencias socialistas y el gran patriarca que guía la nave en tiempos difíciles, considera, como la canción, que ZP fue un error.
Por eso, pensó en un nuevo líder socialista, en el vasco Patxi López, para sustituir al hombre de La Moncloa. Pero la crisis económica más pavorosa desde hace décadas se precipitó y no daba tiempo a crear un líder. Por eso, González piensa en Joaquín Almunia, con todo su prestigio de comisario a cuestas, que no es poco. También en Rubalcaba, al que ZP utiliza pero al que no ha concedido la anhelada vicepresidencia.
Todos esos candidatos a sustituir al innombrable, vehiculados por cualquier de los caminos para forzar el cambio: elecciones anticipadas, gobierno de coalición, etc.
Naturalmente, ZP oponía otros nombres, como el de Cristina Garmendia o Carme Chacón aunque, naturalmente, como sustitutas, no de él, que no quiere ser sustituido por nadie, sino de su segunda, Fernández de la Vega, a la que no soporta.
Por último, Felipe González pensó en Bono, el presidente del Congreso de los Diputados. Y miren por dónde, de inmediato ha surgido el escándalo del patrimonio de Bono en un medio d la derechas. A Zapatero no le conviene un caso Gürtel con Bono a la cabeza, pero sí le conviene, y mucho, quemar al presidente del Congreso, antiguo ministro de Defensa. Quemar a todo candidato de González a La Moncloa, se entiende.
¿Que por qué utilizar un medio de derechas, como es La Gaceta, luego apoyado por su diario Público, para denigrar a Bono? Es lo lógico ¿no? Mucho mejor que lanzar la campaña anti-Bono por plumas amigas.
Además, José Bono nunca ha renunciado a crear un partido de centro con su amigo, el popular Alberto Ruiz Gallardón. Una situación de emergencia nacional, sea por el terrorismo que no es el caso- sea por la crisis económica que sí lo es- sería la solución idónea. Pero esa es la solución de Pepe Bono, no de Felipe González.
A ver si nos entendemos: a ZP habrá que echarle de La Moncloa con la Guardia Civil. Le quedan dos años de mandato y piensa agotarlo. Y cuando se acerque la cita electoral, se considera que no puede ganar que probablemente no lo considere nunca- dejará el PSOE como un erial, Bueno, seamos justos, como lo dejó Felipe González. Después de mí, el diluvio.
Además, siempre puede tensar la cuerda del guerra civilismo y lograr que el odio al contrario sustituya a la adhesión al propio ideario como arma política. Es lo que podríamos llamar la política del reverso tenebroso.
Eulogio López
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