Este martes, el ministro de Educación, Ángel Gabilondo, señalaba que debe verse la educación sexual dentro de la formación integral y dentro de lo afectivo. Señaló que el ministerio no pretende dar pautas de comportamiento.
Sin embargo, el Ministerio de Sanidad dedica en la Ley del Aborto su artículo 10 a la educación afectivo sexual y señala que se debe hablar de la prevención de infecciones de transmisión sexual y embarazos no deseados. Por su parte, el Ministerio de Educación publicó unas guías en las que se recogen estos aspectos. En otras palabras, Sanidad y Educación parecen jugar al poli bueno poli malo: defienden que se trate con naturalidad la cuestión, pero dedican especial atención al terreno sexual (por cierto, de forma separada con respecto a lo afectivo). Aunque Gabilondo pedía que no nos fijemos sólo en determinadas páginas de las guías, las críticas de las asociaciones de padres y educadores se han centrado en que algunos de los materiales repartidos invaden las competencias de los padres y entran en el terreno ético. Por ejemplo, la guía de salud habla de educación afectivo sexual, pero establece como objetivo educativo la utilización de condones, abordar la identidad y orientación sexual e introducir la perspectiva de género. ¿Qué pensarían los padres de ideología socialista si un Gobierno estableciera que la única forma de evitar el SIDA es la abstinencia sexual? Pues eso, mejor que decidan los padres, sin injerencias gubernamentales.
Mariano Tomás
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