Alemania ha confirmado que su economía ha caído un 0,2% en el segundo trimestre, un mal augurio, aunque las razones las había dado dos días antes: un comportamiento más débil de lo previsto en la zona euro y los conflictos de Ucrania y Oriente Próximo. Y al mal dato se ha sumado este jueves Francia -como ayer Japón-, que mantiene su estancamiento en el segundo trimestre (0%), del que toma nota Bruselas. Lo peor en el caso galo es que su ministro de Finanzas, Michel Sapin (en la imagen), ha revisado a la baja las previsiones para este año y el próximo y ha asegurado que no cumplirá su objetivo de déficit público este año, que será del 4%. No olvidemos el -0,2% de Italia y su entrada en recesión técnica.

En el horizonte de esta pirámide de estancamiento, lo que más preocupa, como es lógico, es el efecto que puede tener sobre la débil economía española. Como señalábamos ayer, nos está costando Dios y ayuda salir de una crisis económica permanente y con una tasa de paro insoportable. La prudencia llama a un compás de espera. Rajoy no ha alterado las previsiones: mantiene que nuestro PIB crecerá un 0,6% en el segundo trimestre y un 1,2% para el conjunto del año.

Algo se complica. Es curioso que el presidente del Bundesbank, Jens Weidmann, en una entrevista a 'Le Monde', dijera ayer que "París debe dar buen ejemplo", confiando en que el 'más enfermo' de Europa consolide su rol de liderazgo en el eje franco-alemán. A Jens Weidmann le preocupa Alemania (ellos son así), pero por eso mismo tiene una cierta lógica que pidiera a Francia que aplique las reformas estructurales necesarias (competitividad, control del gasto público, etc.), en lugar de pedirle a Berlín -como hace París- acciones a favor del crecimiento. Weidmann ya sabía lo que se ha oficializado este jueves: que el PIB germano se ha contraído dos décimas en el segundo trimestre respecto al periodo enero-marzo ( 0,7%). Es el primer revés de la economía germana desde el primer trimestre de 2012.

Francia, Alemania, Italia… La evidencia lleva a intuir un impacto de las tres grandes economías en la cuarta, España, y en el resto de Europa
Michel Sapin, ministro francés de Finanzas, ha escogido el mismo foro que Weidman, o sea 'Le Monde', para anunciar que ha revisado a la baja las proyecciones de PIB para este año y el próximo y que Francia no cumplirá su objetivo de déficit público en 2014 (quedará en el 4%, no en el 3%). Sus razones: "La verdad es que, a consecuencia directa de un crecimiento lento y de una inflación insuficiente, Francia no satisfará su objetivo de déficit público este año a pesar de un completo control de los gastos". Sapin, además, en un claro mensaje a Alemania, ha añadido que Francia no es el único enfermo de Europa y que "las políticas deben centrarse adaptando el ritmo de reducción fiscal al ambiente económico actual". ¿Pero no sabe que quien manda en la UE es Berlín 

La evidencia llama a las puertas: la zona euro se están estancando frente al avance del 0,2% en el primer trimestre y los expertos del BCE ya han rebajado una décima su previsión para 2014, al 1%. El músculo de países como España (0,6%), Portugal ( 0,6%) o Holanda ( 0,5%) no compensa el declive de las grandes economías europeas: Alemania (-0,2%), Francia (0%) e Italia (-0,2%). Sumen y resten.

Mariano Tomás

mariano@hispanidad.com