Los cuidados paliativos son la única salida digna para la situación de un enfermo terminal, afirma el doctor Carlos Centeno, coordinador de la Unidad de Medicina Paliativa de la Clínica Universitaria de Navarra.

 

Por otra parte, la francesa Marie Hennezel, psicóloga y especialista en cuidados paliativos, asevera que en su servicio han velado a enfermos que padecían una desmejora profunda del semblante, por las secuelas de carcinomas, con alteraciones tan patéticas como las que soportaba la francesa Chantal Sébire. Personas que expresaban su deseo de morir.

Hemos experimentado que es más humano acceder al deseo de morir de quien no puede más. Sin embargo, no podíamos dar la muerte deliberadamente a nuestros pacientes. Nuestra misión era ser lo más creativos posibles para encontrar solución a las peores situaciones. Adormecíamos al enfermo y animábamos a sus seres queridos a acompañarlos en una vigilia llena de delicadeza. Pues, en coma, la persona percibe la calidad afectiva de los que le rodean, sus gestos de ternura y las palabras de consuelo murmuradas al oído, afirma.

Según la experiencia de Hennezel, jamás las familias han encontrado inútil o absurdo este tiempo. Se turnaban a la cabecera de la cama en la que se encontraba el enfermo terminal, en este último ritual de oblación que da sentido a los momentos finales. La psicóloga francesa atestigua que este dejar morir es diferente de la eutanasia. Permitíamos a una persona que, al final de sus sufrimientos, partir dulcemente y no brutalmente, como ocurre cuando se administra una inyección letal.

La tentación de aplicar la eutanasia, de capturar a la muerte de modo avanzado y poner fin a la propia existencia, se presenta disparatada y monstruosa. Nos topamos ante la cultura de la muerte que tiene seguidores en las sociedades opulentas.

Clemente Ferrer

clementeferrer3@gmail.com