Me dirijo a usted con toda la humildad de una pequeña trabajadora que día a día se esfuerza por conseguir sus aspiraciones y llegar a fin de mes. Me imagino que habrá recibido muchas cartas como esta.
Nos estamos moviendo, es necesario. E imagino que su valor individual es poco o nulo para ustedes pero en conjunto entenderán que nos enfrentamos a un problema muy serio que va más allá de perder nuestros puestos de trabajo (que, en sí, ya es muy grave).
Se trata de un fraude descarado, obsceno, que insulta la inteligencia, la dignidad e incluso la moral de cualquier ser humano con dos dedos de frente.
Entiendo que el poder conlleva estas cosas, vivo en este mundo, pero se han traspasado los límites de lo permisible.
Marsans era una empresa estupenda, en la que buenos profesionales desempeñaban su labor con orgullo y experiencia, se mejoraba día a día y eso se notaba en las cifras. Era una empresa rentable.
Pero he aquí la maravillosa mano del poderoso que transformó la princesa en sapo. La mala y "dudosa" gestión de su presidente, presidente, a su vez, de los empresarios. (Si el jefe de jefes es así y se permite tan alegremente...en fin) la llevó a la ruina y lejos de hacer menos doloroso el trámite y ponerle un fin con dignidad se desembarazó de ella de malas maneras y con engaños.
Todo han sido mentiras, falsas promesas...han jugado una guerra de desgaste, para que nos vayamos y así pagar menos finiquitos. Ya que para ellos no somos personas, somos deuda que hay que eliminar. Pero lo peor, como en todos los cuentos de terror, estaba por llegar. Cuando la posibilidad de sacarle más dinero fue nula en vez de asumir responsabilidades (que es lo que corresponde) se vendió de mala manera a una empresa "descuartizadora". Y voilá! Se acabó el problema. Aquí no ha pasado nada.
Díaz Ferrán vuelve a ser un personaje honorable, un caballero ejemplar que guiará a la orden de los empresarios por el buen camino. Y mientras tanto, su antigua empresa en manos de enterradores, carroñeros merendando las migajas de lo que un día esto fue y ya no volverá a ser. No van a tratar de reactivar la actividad (ahora nula) de una de las empresas que en otro tiempo fue de las más importantes del sector, más importante que teníamos (¿tenemos?): el turismo. Se van a limitar a venderlo todo, a seguir desmoralizando y engañando para que se vaya todavía más gente y así rebajar la deuda (¿ERE encubierto?). A debernos dinero que tendremos que reclamar a FOGASA (dinero público destinado a verdaderos apuros, no al uso particular y caprichoso de empresarios "incalificables" que prefieren guardarlo en su bolsillo y que "papá estado" arrime el hombro). Y lo que es mejor y más risa me da: ¡a irse de rositas! Por cosas "infinitamente" más pequeñas otros han ido mucho tiempo a la cárcel. En cambio, por este fraude a nivel nacional: Proveedores, clientes, trabajadores, nada de nada...
¿Dónde están las responsabilidades de Díaz Ferrán? Cómo alguien así sigue a cargo de la CEOE? ¿Muerto el perro, muerta la rabia?
¿Y el "nuevo capi"? ¿Cómo han podido permitir que una empresa, de naturaleza fraudulenta y escaso patrimonio, haya comprado uno de los pilares del turismo y, por ende, de la economía española si no tiene capacidad ni recursos para volverla a poner en marcha?
¿Dónde está la intervención del estado en un caso de fraude tan grave y que va a repercutir aún más en nuestra debilitada economía?
¿Dónde está el estado social que vela por los intereses del conjunto? Aquí hay gente con niños, personas de más de 50 años que posiblemente no encuentren otro trabajo...en resumen, familias que lo van a pasar verdaderamente mal en estos meses (y en un futuro más lejano) si no frenan pronto esta farsa.
Y por último, pero no menos chirriante, ¿cómo los medios de comunicación no se han hecho eco de esta noticia hasta que Ferrán abandonó la dirección de la empresa, por más manifestaciones, cartas y otras medidas de protesta que se han tomado?
Lamento que mis palabras hayan sido duras pero más dura es la realidad. Lo hecho, hecho está, pero a lo que está por venir se le pueden poner soluciones. Por favor, ¡actúen ya! Quiten el control a estos "personajes" y sálvennos de una catástrofe. Pero sobre todo, medidas judiciales para los que no cumplen con la ley.Beatriz, una trabajadora de Marsans