Muchos están calificando últimamente a los políticos como 'casta'.
Tal apelativo puede ser exagerado pero en el caso catalán es cierto que la clase política constituye un grupo socialmente muy diferenciado. Es llamativo, por ejemplo, que los apellidos más comunes en Cataluña sean exactamente los mismos que en el resto de España: García, Martínez, López o Jiménez pero no haya casi políticos catalanes apellidados así.
La política catalana está controlada desde hace décadas por una serie de familias como los Pujol, Mas, Esteve o Roca, apellidos que se repiten en todo tipo de cargos. Es decir, una minoría, por cierto catalanohablante, está en la élite del poder controlando a una mayoría que somos castellanohablantes.
Quizá no estemos ante una "casta" pero, sin duda, los políticos catalanes sí son un grupo privilegiado y distintivo.
Carmen Gutiérrez