Usado de forma confusa el término "progresismo" se van aceptando unos cambios en nuestra sociedad que se presentan como desarrollo o avance, para contraponerlo a lo que se da por llamar caduco o antiguo y que si no se profundiza un poco, podemos caer en el confusionismo de aceptar como progreso lo que realmente va destruyendo los conceptos correctos que afectan a las personas, contradiciendo la realidad de lo que consideramos un bien positivo.
Pero ¿de qué "progresismo" se trata Un ejemplo de ello es calificar a la actual y nefasta Ley del Aborto, elaborada por el anterior gobierno, como "progresista", cuando sabemos los problemas que ha suscitado y el número de muertes de seres inocentes que se han incrementado debido a los supuestos introducidos en dicha ley.
Por eso, al anunciarse una nueva ley por el actual Gobierno que aboga más a favor de algunos derechos constitucionales del niño y de la madre, se ha empezado a airear de nuevo la bandera "progresista" para intentar convencer a la opinión pública que, eliminar una vida humana en el seno materno, es un logro moderno, frente a los que llaman conservadores que están todavía anclados en el pasado. ¡Cómo para ponerse en guardia!
Independientemente de una u otra opinión, podríamos preguntarnos: ¿Cuál es la evidencia objetiva de la ciencia ¿Cómo se forma la vida humana
Resumidamente se presenta así: espermatozoide masculino-óvulo-femenino-zigoto-embrión-feto-niño. La realización de este proceso termina siempre en vida humana. Por lo tanto, la llamada ley "progresista", al eliminar una vida incipiente en el seno materno sin respetar el proceso biológico en cualquiera de las facetas descritas, está cometiendo un crimen horrendo, anulando, además, el derecho a nacer de muchos seres indefensos.
El verdadero progreso defiende y busca el desarrollo de una sociedad en el aspecto económico, social, científico y cultural. No es, pues, el caso del aborto provocado.
No se puede ignorar la existencia de poderosos intermediarios cuyo objetivo es destruir a la mujer y destruir la familia, a cambio de sustanciosos beneficios que empobrecen a los pueblos y enriquecen a unos cuantos. Y es que la maldad tiene sus adeptos.
Más aún. Al ignorar la dignidad de la persona humana también se admite toda manipulación genética con embriones humanos como si se tratase de un proceso tecnológico más. Y no digamos cuando se habla, con mucho "progresismo", de la "muerte digna". ¡¡Socorro!!
Este empeño aterrador que, personas sin claridad moral, aceptan, les puede hacer caer en su propia trampa si antes no descubren que el verdadero progreso está vinculado al bien y que la vida humana, desde su concepción hasta la muerte natural, es siempre un bien, con un destino eterno que no se ofrece a ninguna otra criatura creada.
Pepita Taboada Jaén