Sr. Director:
El pasado día 18 nos despertamos con la noticia de que el Fiscal General del Estado, Eduardo Torres Dulce, había presentado su dimisión.
Han sido tres años de mandato durante los que Torres Dulce ha desempeñado el cargo con mesura y prudencia, consciente de la misión que se le había encomendado. Y aunque sus enfrentamientos con el Gobierno han sido discretos, no por ello han dejado de ser patentes. Su dimisión resulta ejemplar en un país marcado por el servilismo de tantos cargos públicos.
Torres Dulce ha reivindicado la independencia de la Fiscalía cuando ha considerado que la cuestión lo merecía. Y al final ha sido coherente. Los mecanismos institucionales funcionarán, aunque es de esperar que más pronto que tarde, consigamos, con un amplio consenso, que los diversos órganos ligados a la administración de justicia sean verdaderamente independientes.
José Morales Martín