La deuda portuguesa sigue llevando por la calla de la amargura a los economistas y políticos europeos. Por un lado temen que un rescate vuelva a provocar un efecto dominó en otras economías, pero por otra la alta fiebre que padece no parece mostrar otro camino que ese.
Portugal sigue colocando su deuda soberana en el mercado a 7,634%, es decir, a 434 puntos básicos en comparación al bono alemán a 10 años. Son porcentajes altísimos que en un futuro pueden llevar a la quiebra al país. Pero no sólo Portugal continúa por esa senda sino que Grecia tampoco acaba de recuperarse y la agencia Moody,s rebajó este lunes su rating de B1 a Ba1, lo que ha conllevado que este martes haya colocado 1.625 millones de euros en letras a seis meses al 4,75%, superior al 4,64% de la emisión anterior. Claro está que en esta situación, las palabras de la canciller Merkel que propone que los países que no cumplan el plan de estabilidad sean expulsados de la UE, no sientan demasiado bien.
Pero otros países amenazados por esta situación tampoco parece que acaben de mejorar. Los bonos a 10 años españoles se han elevado al 5,445%, a 216 puntos básicos en relación al bono alemán y quien sigue también escalando es Italia que ya tiene su interés en el 4,934%, su mayor nivel en tres años, y que podría ser un nuevo dolor de cabeza para la economía europea si se pusiera en entredicho su capacidad de salir del atolladero.
Con estas cifras lo que está claro es que la crisis de la deuda soberana de algunos países europeos no parece que esté solucionado, sino más bien lo contrario.
Juan María Piñero
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