"Nadie puede negar a nadie su derecho a ser madre, ni tampoco nadie puede obligarle a nadie a serlo", dice José Antonio Monago, presidente de la Junta de Extremadura.
Estoy totalmente de acuerdo. Nadie puede obligar a nadie a quedarse embarazada, porque una mujer embarazada, señor Monago, ya es madre.
Mujer embarazada y madre embarazada son equivalentes. Después de abortar la mujer ha dejado de ser madre, pero ya lo ha sido. Porque lo que se le ha quitado no ha sido un quiste, ni un conjunto de células, no es algo, sino
alguien, una niña por ejemplo, indefensa, que es invisible todavía. Hace unos días leí un artículo en este mismo periódico.
El autor contaba tres relatos de los años 70, 80 y 90 en los que tres madres tuvieron que abortar, destacando las dificultades que tuvo cada una para ello según la legislación vigente en ese momento.
Ese artículo, como en todos los razonamientos abortistas, siempre hablaba de los derechos de la madre, de la libertad de la madre, de las dificultades de la madre. Pero olvidaba hablar de la otra parte interesada, a la que le va la vida en ello, de sus derechos, de su libertad, de sus dificultades. Porque en este asunto
intervienen dos personas, aunque solamente se ve una, la otra es invisible
todavía.
Otro argumento recurrente de los abortistas es que los católicos, ultraconservadores, carcas y retrógrados queremos imponer nuestra moral a todo el mundo. Si nosotros no queremos abortar, pues no lo hagamos, pero no
queramos que todos comulguen con nuestras ruedas de molino.
Amigos, no estamos tratando un problema religioso, sino humano. Aunque el Papa dijera -que no lo ha dicho-, que el derecho de la madre prevalece sobre el de la hija porque es más grande, o que debe ser la madre la que decida, porque es su problema, y además es a la única a la que se le puede preguntar; aunque el Papa lo dijera, los argumentos que estoy dando seguirían siendo válidos, porque no dependen de tal o cual religión.
Un ateo, agnóstico, animista o sintoísta podría estar de acuerdo con estos razonamientos porque para nada estoy hablando de religión, sino de humanidad, de saber ver a alguien que está allí pero que no se ve porque es
invisible todavía.
Ahora nadie duda de la inhumanidad de la esclavitud, independientemente de sus creencias religiosas; no es que los católicos, ultraconservadores, carcas y retrógrados hayamos impuesto nuestra moral a todo el mundo. Sin
embargo, hasta hace poco tiempo no era así, algunos justificaban la esclavitud imponiendo los "derechos" del esclavizador sobre los del esclavizado.
Espero que dentro de poco tiempo la humanidad alcance tal grado de madurez que vea claramente que no se pueden imponer los "derechos" de la madre sobre los de la hija, independientemente de las creencias religiosas,
aunque ésta sea invisible todavía.
Una alternativa al aborto de la que casi nadie habla es la adopción. Según el INE, en el año 2011 el número de adopciones nacionales en España fue de 775, el de abortos 117.050. Creo que existe un prejuicio ante esta opción
que lleva a pensar que dar un hijo en adopción es de ser una mala madre.
Pero, ¿es mejor la madre que aborta Pienso que no, solamente que esto suele quedar más en el anonimato.
En muchos casos me parece que ésta es la razón más importante que lleva a una madre a abortar a su hija: me he quedado embarazada, no quiero tener una hija, y no quiero que nadie se entere de lo que ha pasado. La primera razón se puede arreglar con la adopción, pero la segunda es irresoluble, si el embarazo avanza no se podrá ocultar.
En otras épocas un embarazo extramatrimonial era mal visto, pero ahora no creo que nadie se escandalice por esto, aunque suponga un mal trago darlo a conocer. También se dice que una vez que has tenido la hija ya es muy difícil desprenderse de ella porque te encariñas.
Este argumento me parece brutalmente canalla: prefiero deshacerme de ti ahora que no te veo, porque si te veo me encariñaré de ti y tendré que criarte, y no puedo o no quiero hacerlo. Algunos varones que asesinan a sus mujeres también razonan: "si no eres para mí no eres para nadie".
Para terminar quiero referir una historia que impactó hace un tiempo. La madre de Melissa Ohden se sometió a un aborto por envenenamiento salino.
Tras nadar durante cinco días en una solución salina que debía causarle mortales quemaduras, Melissa parecía haber nacido muerta, por lo que el personal que la recibió la dejó a un lado para luego tirarla.
De repente, una enfermera la escuchó llorar y, entonces, decidieron salvarle la vida, por supuesto poniendo todos los medios habidos y por haber. Al final lo consiguieron. Y yo me pregunto, ¿cuál es la diferencia entre un aborto y un infanticidio La respuesta es fácil: que la niña muera dentro o fuera de la madre; es una cuestión de lugar. Si no se la ve se la puede matar, pero en cuanto salga viva y se la vea, eso ya es asesinato.
A raíz de esta historia me he convertido en abortista, en abortista radical.
Soy partidario de una ley de plazos, pero no de un plazo máximo, sino de un plazo mínimo. La única condición que pondría para abortar es que el embarazo sea como mínimo de 28 semanas. El método de la solución salina me parece lento y peligroso, quizá sea más rápido sacar la niña y matarla fuera, pero sin que nadie se entere. ¿Y si una vez fuera, en vez de matarla, la metemos en una incubadora como a Melissa La madre habrá resuelto su problema (tener una niña a la que no puede o no quiere criar), lo cual es totalmente comprensible y razonable.
Este aborto incruento soluciona muchos problemas de la madre y todos los de la hija. La única pega que queda son las lógicas molestias del embarazo y el que los demás se van a dar cuenta del mismo, con las consecuencias que ello pueda tener. Creo que muchas mujeres estarían dispuestas a sufrir estas molestias temporales si se les plantease la posibilidad de este aborto salvavidas o aborto incruento. Hay que desestigmatizar la adopción, el
aborto salvavidas. "Mamá ten paciencia conmigo y espera unas semanas más, dentro de poco ya no dependeré de ti y podré sobrevivir por mí misma. Comprendo tus problemas, pero comprende tu también los míos, ninguna de las dos elegimos estar en esta situación. Ahora tenemos que solucionarla de la mejor manera posible para ambas. Tú me permites vivir unas semanas más y luego cada una por su lado. Gracias mamá". Estas son mis ideas.
Espero que te hayan hecho pensar, por lo menos que el aborto es cosa de dos. Si no estás de acuerdo con ellas estaré encantado de dialogar sobre el tema a través del periódico o de cualquier otra forma.
Moisés Lázaro Blázquez