Se celebra el día de la Hispanidad en un momento verdaderamente dramático para los hispanohablantes, con un populismo verdaderamente agresivo y, lo que es mucho peor, con un lamentable consenso mediático sobre algunos líderes caso del brasileño Lula da Silva- que constituyen el mayor peligro para los derechos humanos.  

La hispanidad de 2009 se escenifica entre Buenos Aires, donde el matrimonio cleptómano Kirchner ha dado un paso más en su camino hacia una dictadura disfrazada de democracia, con su ley mordaza sobre la prensa.

Luego está Honduras, donde está en juego la limitación de mandatos el el poder como elemento clave del sistema de libertades. Occidente, en uno de sus grandes errores históricos, está apoyando al malo de la película, al que quiere perpetuarse en el poder, a Manuel Zelaya, y está boicoteando las elecciones democráticas de noviembre.

Pero también se juega el futuro de Iberoamérica en Brasil, con un presidente Lula incontestable, dentro y fuera del país, pero que se está cargando el derecho a la vida (el área hispana siempre ha sido el mejor defensor del concebido y no nacido) y que está cargándose la libertad de expresión pretende que no se pueda expresar opinión alguna contra la homosexualidad- además de crear un régimen caudillista en el que las dimisiones por corrupción de sus más directos colaboradores no afectan al líder. O sea, como en la España de Franco, donde la culpa no era del Jefe de Estado, y del Gobierno, sino de sus ministros, que eran muy malos.

Hugo Chávez puede ser un peligro para la democracia en Iberoamérica, como lo es el propio Zapatero, que apoya a dictadores, pero el mayor peligro es el menos reconocible como tal: se llama Lula.
¿Por qué ocurre todo esto es Hispanoaméria? Pues muy sencillo, por un peligroso proceso de descristianización del subcontinente. Y no camino del marxismo, a pesar de la secuela populista, sino del capitalismo de Estado que Chávez llama socialismo del siglo XXI. Éste es el problema.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com