Delitos de odio. Gran iniciativa, presentada en la mañana del lunes 15 por el secretario de Estado de Interior, Francisco Martínez (en la imagen): un portal para sensibilizar a la policía en particular y a la sociedad en general contra los delitos de odio.
El problema es lo que entendemos por odio. Lo políticamente correcto es entender por odio cosas como la humillación a las víctimas del terrorismo, a la mujer por el hecho de serlo, etc. Y eso está muy bien, algo o mucho tiene de odio. Pero sorprende la omisión sobre los delitos por odio a la fe.
Y sí, el asunto va en aumento. El problema es lo que entendemos por cristofobia o por odio a la religión. Ya les hemos contado que cuando Hispanidad se puso en contacto con la policía que persigue a grupos cristófobos (anti-islámicos no se engañen no hay ninguno) nos dijeron que era una mera cuestión de gamberrismo y que, por tanto, no estaban codificados.
Y más: el Observatorio sobre delitos de odio, ninguneaba los actos contra la religión católica, aunque todos los palpamos día a día. A lo mejor el error no está en los resultados de la estadística, y con ello en la acción política resultante, sino en el método estadístico. A lo mejor es que no sabemos qué es el odio a la fe. O que no quiere saberlo el Gobierno del PP.
Eulogio López
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