El indigenismo neomarxista iberoamericano no descansa. Si días atrás el venezolano Hugo Chávez el financiador del movimiento- llamaba al pueblo a defenderse de una muy probable invasión norteamericana de Venezuela, ahora es su amigo, el boliviano Evo Morales, quien acusa a las petroleras presentes en Bolivia de preparar una golpe de Estado para destituirle.
La acusación es poco creíble, pero hay que reconocer que tuvo un precedente. Dos años atrás, cuando comenzaban las huelgas auspiciadas principalmente por Morales- que paralizaban el país, las petroleras allí presentes hablaron de promocionar un golpe de Estado que estabilizara el país e impusiera el orden militar. Precisamente, el representante de a Repsol YPF abandonó la reunión alegando que él no estaba allí para financiar golpes de Estado.
En cualquier caso, parece que las cosas han cambiado un poco, y que Morales se despeña por la demagogia antiyanqui.
El acuerdo con Repsol YPF se pone cada vez más difícil. Bueno, con Repsol YPF y con el resto de compañías. El ideal de Morales consiste en que sean los venezolanos de Pedevesa quienes se hagan cargo de las enormes reservas de gas del país andino.