- El IV Reich, o el fatalismo se apodera de Europa. Ojo, hablamos de un IV Reich trasatlántico: Merkel y Obama ponen y quitan gobiernos; por ejemplo, a Berlusconi.
- El mundo se rompe, una vez más, por el duelo Israel-Irán. También se rompe EEUU entre Obama y Clinton
- Rodolfo y el chantaje a la propiedad privada
Esta es la historia de Steffen Kamperter, mano derecha e ideólogo del ministro de finanzas alemán, Wolfgang Schaeuble, ese personaje que aparece siempre en la televisión con un círculo de alumnos a sus alrededor, en las reuniones del Ecofin, con el índice admonitorio echándole la bronca a sus colegas español, italiano, portugués, griego y hasta los 16 ministros de economía del euro puestos en fila si fuera menester. Y casi siempre es menester. Schaeuble ejerce su papel desde una silla de ruedas, tas sufrir un atentado a cargo de un desequilibrado, pero posee toda la fuerza del mundo para cantarle las cuarenta al lucero del alba.
Schaeuble es ese tipo aficionado a echar broncas groseras a todo aquel que se le ponga por delante, con el dedo índice levantado desde su silla, al ministro de economía de turno. Pero Schauble sólo es el rostro rugiente: los argumentos y el modelo los aporta Kampeter.
Esta es la historia del paso por Madrid de Kampeter, diez días atrás. A un grupo de elegidos para escuchar la sabiduría que surge de sus fauces, don Steffen les explicó a los españolitos que los españoles no debemos preocuparnos por la pérdida de nuestra soberanía económica porque lo cierto es que ya la hemos perdido. Y que no, que Alemania no busca una Europa de dos velocidades, eso son calumnias. Busca una Europa unida, todos juntos en Eurolandia, con una misma moneda… naturalmente obedeciendo a Prusia, que para eso son superiores a los mediterráneos y nos lo demuestran con datos, según el viejo lema del banquero Emilio Botín: lo que no son cuentas, son cuentos.
Y nada de eje Paris-Berlín porque Kampeter nos ha dado la exclusiva: Francia también está en crisis, no está a la altura de Alemania, nunca lo ha estado y por eso debe seguir los mismos pasos que el resto: someterse a Berlín. Una vez que los 16 colegas de la Eurozona se sometan a los dictados de Berlín, tendremos una Europa unida, unificada y muy, muy germana. Tendremos el IV Reich (el término no es de Kampeter, que de tonto no tiene un pelo, es mío). Y no será una comunidad de ciudadanos, será un imperio, con su metrópoli y sus colonias. Y no porque se crean superiores, sino porque es su misión. El espíritu prusiano no se siente tirano, sino terapeuta: los países inferiores, por ejemplo los de la Europa mediterránea, son simplemente enfermos, y ellos están dispuestos a curarnos. Y como todo médico que restaña una herida provoca dolor en el paciente. Pero lo hace por nuestro bien. Fue muy curioso que Kampeter mostrara este espíritu terapéutico en público, durante su intervención pública en la universidad madrileña San Pablo CEU, acerca de Grecia. La frase se las trae. Ojo al dato: "No vamos a abandonar a Grecia pero tiene que cumplir". Do you understand? Luego, en privado, se quitó la corbata de psicoanalista y se enfundó la bata de cirujano.
Kampeter habla como un bárbaro, es decir, como un loco. Loco no es el hombre que ha perdido la razón sino el hombre al que sólo le queda la razón. El moderno piensa que todo es opinable, el bárbaro piensa algo pero que nada es opinable. En definitiva, no habla como un alemán, sino como un prusiano. Y los bárbaros siempre han venido de Prusia. Y claro, con la lógica no se puede hallar la verdad, sólo la eficiencia, no se halla el bien, sólo la conveniencia, no se halla la belleza sólo el poder. Esta es el eterno drama prusiano.
Otrosí: como buen alemán, Kampeter es fatalista. Nos explica que no es que el IV Reich (insisto, el no empleó ese término, porque, para un prusiano, el concepto Reich evoca el tercero, no el segundo ni el primero) no es una alternativa sino el obligado y único camino posible. No es lo que debemos hacer, es lo que hay que hacer.
Ojo, y este imperio no es europeo sino trasatlántico. Esto es importante. Merkel no quiere aliarse con Sarkozy para salvar a un Occidente enfermo, sino con Barack Obama, con quien se entiende a las mil maravillas. Merkel ya ha tumbado a Papandreu y a Berlusconi, éste último con el apoyo incondicional del presidente norteamericano. Utilizando a don Mercado Financiero ya se ha cargado a cinco presidentes o primeros ministros europeos en otros tantos países. A saber: Grecia, Portugal, Irlanda, Italia y España. Las declaraciones de la Casa Blanca apoyando la implantación de un gobierno tecnócrata en Italia, es decir, laminando a Berlusconi –un señor que me cae muy gordo pero al que deben echar los italianos, no Merkel ni Obama- no se habrían permitido cinco años atrás.
Al final, no es de extrañar que la semana termine con fuertes subidas en las bolsas de toda Europa: don Mercado Financiero quita y pone gobiernos democráticos, los que le piden Merkel y su aliado del otro lado del Océano, al tiempo que dicta la política económica de Eurolandia sin pasar por las urnas.
Hasta ahora, en Hispanidad hemos hablado de la Europa plutocrática, pero no creo que Angela Merkel sea consciente de lo que está haciendo, aunque está convencida de que debe hacerlo de cualquier modo. Determinismo, le llaman a esa figura. El imperialismo financiero en el que ha degenerado Europa supone lo contrario tanto del credo conservador como del liberal, porque si algo tienen en común conservadurismo y liberalismo políticos es, como aseguraba Chesterton, "esa fe profundamente conservadora en la más antigua de todas las instituciones humanas, la del hombre común, que realmente recibe el nombre de democracia". Por contra, el capitalismo financiero de Merkel, y de Obama, apalean al que está abajo por el simple hecho de estar abajo, y cuando hablan del Estado protector se refieren al Estado que ellos controlan en forma de Gobierno.
Y esto es bello e instructivo, porque estamos ante un IV Reich trasatlántico, formado por dos enemigos bélicos históricos: Estados Unidos y Alemania. Merkel no quiere de aliado a Sarkozy a quien Kampeter desprecia: quiere a Obama. Y para ello muestra un botón: ambos, con Barack y doña Angela han apadrinado el gobierno tecnócrata (un tecnócrata siempre es más manipulable que un político, aunque parezca lo contrario). Apadrina a Mario Monti en Italia. Es decir, que nombran presidentes en países soberanos. Como en el III Reich.
El mundo se rompe, una vez más, por el duelo Israel-Irán. También se rompe EEUU, entre Obama y Clinton
Esta es la historia diplomática más peligrosa del momento. Ríanse ustedes de la crisis de los misiles. Lo de ahora, el armamento nuclear de Irán es historia mucho más peligrosa. Entonces, en plena Guerra Fría era Estados Unidos quien se sentía amenazado por la URSS, aunque su reacción podría llevar a una conflagración mundial. Ahora es el mundo, no sólo Israel, especialmente la Europa en crisis. No es broma. Los misiles nucleares de los ayatolás, utilizando los cohetes de extracción norcoreana, no sólo alcanzarían Israel sino toda Europa y hasta la Costa Este de los Estados Unidos.
Es una verdadera alianza mundial contra Occidente. China, mira hacia otro lado, Rusia advierte que se opone a cualquier ataque hebreo a Irán, y el único aliado que puede encontrar Jerusalén es Arabia Saudí, otra tiranía islámica pero que teme más a Teherán que a Occidente con quien hace muy buenos negocios y garantiza su seguridad.
Mientras, Estados Unidos está dividido. Hillary Clinton es, como su esposo, el ex presidente Bill Clinton, una firme defensora de Israel como lo que es: uno de los creadores de Occidente, el anterior pueblo elegido. Barack Obama no: su antropología es más oriental. El presidente Obama no es musulmán, porque el musulmán es una caricatura del Cristianismo, a caballo entre Occidente y Oriente. Puede que él no lo sepa, pero Obama es, ante todo, persa. Su origen familiar, así como su educación en el Pacífico no le ha convertido en un panteísta –que es lo propio del Lejano Oriente y lo más opuesto al cristianismo- sino en un maniqueo, lo propio del Creciente fértil, de Babilonia y Persia. Si hubiera vivido en el Imperio Romano, Obama hubiese seguido el credo de los legionarios, seguidores de los seguidores de Manes y de su ancestro, Zoroastro. Para Obama existe el bien espiritual y el mal corporal. Es decir, que al cuerpo que le vayan dando. Pero lo más relevante es que el bien y el mal radican en cada ser, es decir, en cada persona, en nunca amigable compañía. No me voy a extender en disquisiciones filosóficas, basta con saber que –lo que no ocurre con los Clinton- Obama considera que en la pugna entre judíos y musulmanes no es la lucha entre el bien y el mal sino entre dos dualidades puramente políticas: los unos y los otros.
Traducido al momento actual, eso significa que Estados Unidos está dividido entre su presidente y su secretaria de Estado. Para Clinton hay que pararle los pies a los ayatolás y al fanático de Ahmadineyad. Por eso, Clinton exige que Teherán responda al informe de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) mientras la Casa Blanca asegura que un ataque de Netanyahu contra las instalaciones nucleares iraníes tendría consecuencias "no deseables".
Y esta es la cuestión, porque los judíos creen estar capacitados para destruir las instalaciones nucleares iraníes pero no para resistir un ataque del mundo islámico en su conjunto apoyados por Rusia y China.
Obama no está dispuesto a entrar en una guerra con el mundo islámico. Su táctica consiste en provocar revoluciones presuntamente democráticas, guerras civiles, no externas, en el mundo islámico, aunque por ahora el resultado de las mismas no hay sido la democracia sino más fundamentalismo islámico liberticida.
Y mientras Estados Unidos se divide, el Gobierno iraní está decidido a provocar la III Guerra Mundial.
¿Por quién debe apostar un cristiano? Siempre por la paz, Pero mientras la guerra sea evitable, el aliado de Occidente es Israel, no Irán. No porque los judíos sean unos santos, que no lo son, sino porque son occidentales.
Rodolfo y el chantaje a la propiedad privada
Se llama Rodolfo Casadei y es periodista del semanario católico italiano Tempi. Le han envido a Madrid, porque España siempre es una incógnita para Europa y se pasa por la redacción de Hispanidad. Rodolfo no entiende lo que ocurre en España, un país que parece diezmado tras ocho años de Zapaterismo, un movimiento creado desde el poder por un personaje al que sus correligionarios tratan ahora de esconder debajo de la alfombra. No entienden que el mito de la progresía europea, el hombre del aborto cuasi obligatorio, del matrimonio gay, el comecuras ZP, se haya convertido en un año en un capitalista de tomo y lomo, adalid de la ortodoxia financiera, dispuesto a precarizar el empleo, confiscar la propiedad privada –eso sí, a través de los modernísimos mercados financieros-. Un hombre que parecía salido del 15-M y de los quematemplos de la II República se dedique a sembrar las famosas píldoras amargas.
Hablamos de todo un poco hasta que recalamos en la situación económica: según él, la fórmula de Hispanidad, con la que día a día les damos la vara a nuestros lectores, en el sentido de que hay que dejar quebrar a los especuladores públicos –los políticos que emiten deuda- y con los privados –los intermediarios financieros que controlan el dinero de los ahorradores- no puede aplicarse, porque muchos particulares perderían sus ahorros. En definitiva, Rodolfo está definiendo el significado de esta crisis tirando pavorosa y que nos lleva de la mano hacia el colapso económico: es un chantaje, particular y general. El primero se formula de la siguiente forma: o yo sigo controlando tu dinero o, no perderás algo, lo perderás todo. El general reza así: o promulga recortes y ajustes para toda la población y pagas mis pérdidas para que la rueda siga girando o te condeno al desempleo.
La norteamericana Sarah Palin, convertida en un muñeco de feria al que lanzar denuestos fue el político que primero comprendió la crisis de don mercado financiero, el dios-mercado. Siendo candidata a la Vicepresidencia, con un mundo despistado sobre el sentido de una crisis que desbordaba por todos lados, nos explicó su origen al mundo entero con una frase dirigida a sus compatriotas: "Los norteamericanos tenemos que levantarnos cada mañana dispuestos a luchar para que no nos chantajeen con nuestros ahorros". No se puede decir más en menos. Porque don Mercado Financiero se enriquece jugando con el dinero de los demás: el de sus administrados y el del conjunto de los contribuyentes.
Dada la situación a la que hemos llegado sólo quedan dos opciones para resucitar: o el ahorrador pierde parte de su inversión o pierde su trabajo, es decir, todos sus ingresos. Pero, al menos que la pérdida signifique acabar con los especuladores privados y con los privados. Al menos eso, para que podamos exclamar: nunca más la economía financista, nunca más la propiedad privada, el trabajador y el empresario al servicio de los mercados financieros.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com