Procedente de Mazda, el nuevo presidente de SEAT, James Muir, ya ha tomado contacto con Martorell y prepara su nuevo equipo directivo. Para que no le suceda lo mismo que a su antecesor en el cargo, Erich Schmitt, quien se negó aprender español y nunca se entendió, ni quiso hacerlo, con las autoridades y sindicatos españoles, el británico se ha puesto a aprender español con celeridad. Del catalán no nos ha informado nada.
Por cierto, sorprendente el mal estilo del saliente Schmitt, quien ha sorprendido con una entrevista en El Mundo en la que asegura que Martorell no era la planta más competitiva para construir el Q3.
Por de pronto, Muir sólo ha prescindido de Isabel Videura, portavoz de la factoría, quien ya ha abandonado el cargo. Lo malo es que SEAT sigue en números rojos dentro del grupo Volkswagen, en el que, además, se ha impuesto Ferdinand Piëch, un hombre que le tiene especial inquina a España en general y a SEAT en particular.