Suárez Illana (en la imagen) ha comparecido ante los medios informativos con su padre en el lecho de muerte. Lo prometió –no sé si debió prometerlo- y lo hizo.
La verdad es que no se le podrá negar valentía al hijo del conductor de la Transición democrática. Por dos veces, en rueda de prensa, se comportó de la forma más políticamente incorrecta: la vida de mi padre "está en manos de Dios".
No contento con ello, aseguró que su padre había recibido los santos sacramentos. ¡Cuánto fascista!
Un director de televisión tan... directo, resulta difícil de manipular hasta para los medios progres, y entre ellos se cuenta RTVE. Y más con un pe-difunto tan popular como Adolfo Suárez. Pero faltaba el apunte manipulador. El Canal 24 Horas insistía en otras palabras de Adolfo Suárez Illana sobre el intento de la familia para que Adolfo Suárez no sufra más de lo debido en sus últimos momentos. Eso abría la puerta para hablar de sedación, que es la nueva confusión que tratan de introducir los partidarios de la eutanasia. Ellos intentan confundir sedación con eutanasia. Que no es lo mismo. La Iglesia siempre ha defendido que hay que evitarle dolor al enfermo, lo que no hay que hacer es matarlo. Y los médicos especialistas en paliativos saben distinguir perfectamente una cosa de otra.
El estado terminal de Adolfo Suárez coincide con al muerte Iñaki Azkuna, un alcalde de Bilbao, un nacionalista vasco, que sabía distinguir entre nación y Estado. Y se sabe que en el mundo existen el triple de naciones que de Estados. Era sobre todo un hombre que sabía tender lazos con quien no pensaba como él. Por eso estaba tan alejado de los asesinos de ETA. No ocultó nunca su catolicismo ni su enfermedad, con el aire espontáneo que marcaba su carácter. Sus palabras finales "gracias a todos por haberme ayudado y soportado" dicen mucho.
A ver cómo manipulan a Azkuna.
Eulogio López
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