CIU y ERC han firmado un pacto de legislatura. Es decir, la izquierda se ha aliado con la derecha, la ideología de tronco marxista con la de tronco liberal. Todo un compromiso más histérico que histórico. ¿Qué les une? Pues la evocación separatista y, en el caso de Artur Mas (en la imagen junto a Junqueras), el camino sin retorno en el que ha entrado con el referéndum independentista.
Un referéndum que, para que se hagan una idea, ha dejado de preocupar en Moncloa. En primer lugar porque falta mucho para 2014 y, en segundo lugar, porque el Gobierno puede impedirlo.
Pero dejando a un lado el morboso pulso entre la derecha española y la derecha catalana, lo que llama la atención en el pacto es lo que aseguraba Felipe González: "Hemos pasado del mundo de las ideas al mundo de las identidades". Es decir a CIU le importa más su carácter nacionalista que su carácter liberal. El liberalismo sí es una ideología, el catalanismo sólo es una identidad.
Y un mundo que se rige por las identidades camina directo hacia la violencia social. Porque el problema del nacionalismo, es que no se preocupa por el Estado de Derecho -por lo de derechos y libertades- sino del tamaño del Estado.
Eulogio López
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