Sr. Director:
Benedicto XVI nos ha recordado que justicia y caridad no se oponen, sino que ambas son necesarias y se complementan recíprocamente. Este es un tema especialmente querido por el Papa, que ya trató con detenimiento en su encíclica "Deus Caritas est".
Hay quien, desde una interpretación marxista de la realidad, todavía considera que la caridad no solo es prescindible sino que, a la postre, terminando siendo un lastre social, porque supuestamente de lo que estaríamos en verdad necesitados es de justicia. Pero el amor siempre será necesario, incluso en la sociedad más justa.
La Iglesia no puede ni debe emprender por cuenta propia la empresa política de realizar la sociedad más justa posible. No puede ni debe sustituir al Estado. Ahora bien, tampoco puede ni debe quedarse al margen en la lucha por la justicia. Debe insertarse en ella a través de la argumentación racional y debe despertar las fuerzas espirituales, sin las cuales, la justicia, que siempre exige renuncias, no puede afirmarse ni prosperar.
Jesús Domingo Martínez