Cáritas es la muestra del compromiso a favor de los más débiles y necesitados que la Iglesia Católica presta en España y en todo el mundo.
Gracias a los 64.000 voluntarios y a través 6.000 Cáritas parroquiales y 68 Cáritas diocesanas, la Iglesia distribuye bienes que satisfacen muchas necesidades y curan muchas heridas.
El deber del Estado es la promoción de la justicia pero eso no exime a los ciudadanos de su deber de solidaridad. Cáritas es maestra en ello. No sólo porque su prestigio moral consigue que los ingresos se multipliquen (20 millones ha aportado una empresa hispana), aún cuando aumentan los niveles de precariedad, sino porque es una institución eficiente que consigue que de cada euro invertido en programas de lucha contra la pobreza, sólo se destinen 6,3 céntimos al capítulo de Administración y Servicios.
Todo ello con un objetivo prioritario: evitar que los efectos de la crisis recaigan en los más débiles y vulnerables.
Lluis Esquena Romaguera